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Nico salió de la tienda cargando dos grandes bolsas en una mano, con el peso de varios vestidos dentro, pero sus ojos se dirigieron directamente a Noah, que esperaba con sus pequeñas piernas balanceándose desde la silla en el vestíbulo.

—¡Papá! —gritó Noah, saltando.

La sonrisa de Nico se ensanchó...

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