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Una mano suave acarició su mejilla.

Nico parpadeó rápidamente.

—Hey… —la voz suave de Red lo trajo de vuelta a la tierra—. ¿Estás bien? Te desconectaste por un segundo.

Él la miró hacia abajo—viva, segura en sus brazos. Sin fuego. Sin humo. Sin edificios colapsando. Solo sus grandes ojos marrones...

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