Un Amor Atemporal

Ambos se miraron unos segundos y terminaron riéndose a carcajadas. Pero la realidad seguía siendo delicada, John estaba esposado a la cabecera de la cama, sin posibilidad de soltarse.

—Bueno —dijo finalmente, suspirando con resignación—, tendrás que hacer una llamada.

Le indicó que tomara su celular...

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