Capítulo 7 Capítulo 7: Temor
Angustiada, entró al vestidor donde comienzo a desvestirse, para asearse y poder colocarme el vestido de dama de honor, que dudo vaya a ser necesario colocarse, pero, ¿cómo le voy a decir que no a Harding Lennox?
Termino de bañarme y es cuando mi madre, entra angustiada y me observa, es allí cuando con dos pasos está frente a mí y con una bofetada, me petrifica.
Sabía que yo sería la que iba a recibir todo el enojo que tienen por Marisa, pero, no creí que fuera tan pronto — murmuro con mi mejilla doliendo.
— ¿Esto era lo que estabas haciendo? En ves de buscar a tu hermana, has decidido tomar una relajante ducha, mientras te regocijas de cómo tu hermana no va a casarse con él hombre que tanto amas, ¿no es así?
— Madre, si fuera así, no habría buscado a Marisa desde que me desperté.
— Eso fue porque yo te lo ordené. Pero claro, como ya sabes que no va a estar aquí a tiempo, decidiste relajarte y disfrutar del caos que se avecina. Pero, lamento darte esta mala noticia. Ya que, como una Stewart, sufrirás la ira de Harding por haber quedado en el altar, ¿lo entiendes? — pregunta molesta y yo asiento.
— Lo entiendo, madre. — susurro en un hilo de voz.
— Que decepción. ¿Por qué no desapareciste tú? Eso nos hubiese hecho un favor — dice mi madre para después marcharse.
Con dolor, respiro profundo e imploro que esos pensamientos malos que amenazan con invadirme, no puedan tocarme. Cuando abrumada por sus palabras, me siento en el borde de la cama, la puerta vuelve a abrirse, causando que rápidamente limpie mis mejillas húmedas por las lágrimas.
— Mariam… — me llaman y yo sé quien es sin levantar la mirada.
— Harding, ¿podría salir? Estoy en salida de baño y no es apropiado que nos veamos así. — murmuro.
— Oh, lo siento. No lo había notado. Si ves a tu hermana, por favor, que conteste mis mensajes, mis padres ya han llegado de Alemania y quieren conocerla antes de la ceremonia. — informa Harding y yo asiento.
Él se marcha y yo camino hacia la puerta que cierro con seguro, para después, dejarme caer en el suelo. Sin dudas, las cosas se complica con cada minuto y lo peor, es que es a mí a la que se me complica, como si yo fuera la persona que terminó fumándose con quien sabe quien hacia sabrá Dios donde.
Respiro profundo y avanzo hasta el armario donde están los vestidos que yo escogí, para colocarme el mío deseando que al salir de la habitación, Marisa se encuentre aquí.
Sigue soñando, Miley — me dice mi mente y yo salgo de la habitación, perfectamente vestida, encontrando más caos del que ya estaba.
Mi padre, mira de un lado al otro y camina o más bien, corre hacia una de las habitaciones, pero la voz firme de Harding lo detiene, demostrando de quien huía.
— Señor Stewart, estaba buscándolo, mis padres quieren saber donde están preparando a Marisa para la boda. He estado preguntando a la organizadora de eventos, pero, ella me da información errónea. Por lo que, usted si debe saber donde se encuentra. — dice Harding siendo acompañado por una pareja de avanzada edad.
— Mira, ¿es ella? — pregunta la mujer sonriendo hacia mí y yo me quedo inmóvil, mientras Harding mira hacia mí.
— No, madre. Ella es mi cuñada. — responde Harding y yo me acerco a saludar, porque ya no puedo escapar de esta situación.
— Un gusto, mi nombre es Miley Stewart.
— Me llamo Aarón Lennox
— Y yo Anne Lennox — saluda la mujer con ternura.
Es evidente que el aura fría y sería de Harding, la ha aprendido de su padre, Aarón, como también, el cuidado que tiene con su mujer. Sonriente, los saludo, mientras Harding continúa esperando una respuesta de mi padre.
— ¿Dónde está Marisa? — pregunta Harding nuevamente con poca paciencia.
— Bueno, yo también la estoy buscando.
— ¿La has visto por lo menos?
No.
— Sí, claro. Ella era la primera despierta esta mañana. Era tanta su emoción, que nos tenía con dolor de cabeza con tantos saltos que daba y lo rápido que hablaba — miente mi padre sin comprender que entre más se haga grande la mentira, peor será el castigo.
— ¿Lo han escuchado, padres? Ella esta muy emocionada por la ceremonia de matrimonio — dice Harding a sus padres.
— No creo que sea así. Ninguna mujer emocionada por casarse, dejaría los preparativos a alguien más. Lo digo sin intención de ofenderte, señorita Miley. — dice la señora Anna y yo sonrió porque por primera vez en el día o más bien, en mi vida, alguien muestre interés por no ofenderme.
— No se preocupe, señora Lennox. La entiendo perfectamente. Usted debe estar molesta porque su nuera no haya podido estar en cada toma de decisiones relacionadas con la boda — murmuro y eso hace que mi padre me observe enojado.
— Miley, ¿qué rayos esta diciendo? — pregunta entre dientes.
— Déjela hablar — dice el señor Lennox.
— A lo que me refería es que entiendo su descontento. Pero, también quiero que tengan en cuenta que soy su hermana mayor. La conozco desde que nació y juntas hemos hablado de nuestra boda perfecta. Como también, que la hermana se encargaría de la boda, para que la sorpresa fuera más grande.
— ¿Es eso cierto? — pregunta el señor Lennox y mi postre interviene, tomándome de los hombros.
— Claro que sí. Marisa y Miley son tan unidas y se emocionaban con este día, que hacían lista de que flores querían y como debía ser distribuido. Tenían tan buena imaginación que mientras una hablaba, la otra dibujaba y escribía. Todo con la intención de que cuando llegara este momento, su hermana recreará la boda perfecta como la mejor dama de honor y hermana del mundo. — dice mi padre y yo me quedo pensativa intentando seguirle el ritmo.
— ¿En serio?
— Sí, esa era una forma de guardar toda información de la boda, para que cuando ella entrara al salón, llorara de la emoción por ver cumplir sus sueños. — murmuro y los padres de Harding sonríen satisfecho.
— Bueno, si eso es así. Entonces, espero que su boda sea pronto para ver la decoración hecha por su hermana. Haber si es tan hermosa como esta — dice la madre de Harding y yo sonrió mientras siento un golpe en el pecho
¿Cómo alguien puede hablar sobre la boda de alguien que esta más soltero que la propia palabra? Eso debería ser un intento de asesinato — digo mentalmente.
— Nosotros también deseamos lo mismo. Una lastima que Miley sea tan exigente con los hombres. Sino, no estaría soltera — dice mi padre y yo asiento con una sonrisa que he practicado durante años.
— Bueno, tengo que marcharme. Debo estar al tanto de que cada detalle esté en su lugar, para darle la boda soñada a mi hermana — informó huyendo de la conversación.
— Cuando veas a tu hermana, dile que la estoy buscando, por favor. — dice Harding y yo corro como puedo hasta la habitación donde debería estar arreglando se mi hermana.
En su reemplazo, veo a mi madre llorando desconsolada mientras ve el vestido de mi hermana, colgado en su lugar.
Siguen sin haber señales de Marisa — murmuro mentalmente.
— ¿Qué vamos a hacer ahora? — pregunta mi madre en medio del llanto.
— Yo… no sé. No podemos mentirle todo el día y tiene a mi padre escondiéndose, aunque lo encuentra. Esta desesperado por verla, porque sus padres quieren conocerla — informó y ello hace que mi madre emita un gemido lastimero.
— Nos van a matar. Ahora que se entere de esto, nos va a matar a todos. Hasta aquí llega la familia Stewart y lo peor de todo es que ni siquiera eso, va a calamar la ira que algo tan vergonzoso va a calmar su ira. — dice mi madre al borde del llanto.
Me quedo en silencio al no saber como responder ante ello. Ya que, todo lo que diga, será solo mentira. Porque cuando se entere Harding, todos vamos a ser asesinados.
— ¿Qué vamos a hacer, Miley? No podemos huir de esto y no tenemos chófer que enfrentarlo. Así que, ¿cómo vamos a salir de esto?
Alguien toca a la puerta y las dos nos miramos con temor. Sin saber quien toca a la puerta, trago duro, mientras veo como toda mi vida pasa frente a mis ojos.
— Señora Stewart, ¿se encuentra allí? — pregunta Harding desde el otro lado de la puerta.
El aire se torna denso y yo trago duro, cuando confirmó que en pocos minutos, voy a morir. Porque, ¿cómo vamos a salir de la ira de Harding Lennox?
Tranquila, quizás se compadezca de ti porque no eres una Stewart biológica y que cuando salvaron a la familia, tú no estabas presente. — me dice mi mente.
Ojalá lo vea así.
