El jardín del engaño. Capítulo 8. Rendirse al amor.

Rosmery

Al final me había dejado convencer, o por lo menos dejé de oponerme, y ahora allí estábamos, camino a alta mar. El motor del yate zumbaba como un susurro constante, acompañando al vaivén suave de las olas.

Había algo hipnótico en aquel movimiento, algo que casi me obligaba a quedarme q...

Inicia sesión y continúa leyendo