CAPÍTULO 38: DUDAS EN LA MALETA

Valeria

No sé cuánto tiempo me quedo ahí parada en medio de la habitación con las palabras que me dijo Killian aun flotando en el aire. Mis manos tiemblan, mi pecho arde y no sé si es de rabia, de vergüenza o decepción.

Él quiere hacer una cláusula para que pueda tocarme “cuando quiera”, como si f...

Inicia sesión y continúa leyendo