CAPÍTULO 8: LA PRIMERA DONACIÓN

Valeria

Despierto con una sensación extraña, como si mi cuerpo supiera algo que mi mente aún no procesa. El sol apenas se cuela por las cortinas de mi habitación, iluminando el tono beige de las paredes. Respiro hondo, intentando sacudirme el peso que me oprime el pecho. Tal vez es nerviosismo, o c...

Inicia sesión y continúa leyendo