Capítulo 22 Su humor de perros

Sin embargo, con rapidez Alessandro había descartado la idea de irse a casa. Apenas había guardado el teléfono en su bolsillo cuando su instinto perfeccionista, ese tirano que vivía en su cabeza, le gritó que no podía marcharse. No así. No podía dejar cabos sueltos. Tenía todavía que terminar alg...

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