Capítulo 30 Vigilada

Alessandro había llegado a la oficina, y aunque había logrado canalizar su frustración en el trabajo, su humor seguía siendo volcánico. Apenas se instaló en su escritorio, Marilyn, su secretaria, se presentó de inmediato.

—Buenos días, señor —dijo Marilyn, con una formalidad tensa—. Espero que h...

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