¡Qué conveniente!

Doña Emilia era de esas mujeres empoderadas que no caminaba, más bien se deslizaba con toda la elegancia por dónde pasaba. Esa mañana, vestía un traje de chaqueta de lana color grafito, intachable como siempre, con un único broche de diamantes en la solapa que no reflejaba la luz, sino que la abs...

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