Capítulo 131

El agudo timbre de mi teléfono a las siete y media de la mañana me sacó del primer sueño decente que había tenido en días. Lo busqué a tientas, entrecerrando los ojos para ver la pantalla.

Orion Blackwell.

Por supuesto.

—¿Tienes idea de qué hora es?— croé en el teléfono, sin molestarse en ocultar...

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