KIOTO, JAPÓN

Alecia se despertó en una mañana pálida y tranquila en su apartamento. Las cortinas eran de una gasa blanca y fina, y el sol temprano de invierno proyectaba formas suaves en el suelo. No alcanzó su teléfono de inmediato—no había mensajes sorprendentes, ni demandas esperando. En cambio, se tomó un mo...

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