Capítulo 40

Diana ni siquiera se molestó en levantar un párpado, encogiéndose de hombros con indiferencia. —Puedes intentarlo si quieres.

Con eso, tiró de la aún aturdida Elisa, se dio la vuelta y se alejó—sus movimientos fluidos y decididos, sin un atisbo de vacilación.

El llamativo Porsche azul, junto con l...

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