¿El mundo se ha vuelto loco?
PoV Veyra
Desperté casi media hora tarde. Dormir en una cama con una almohada y calefacción hizo que no pudiera levantarme. Diosa luna, estaba tan cómoda que podría haberme quedado durmiendo todo el día.
Me peiné y terminé de alistarme para mis quehaceres domésticos de cada día. Hoy me tocaba limpiar los sótanos de esta casa.
Salí corriendo al pasillo y me tropecé con Marie, ambas caímos al suelo.
—¡A ti te busqué por todas partes! —gritó ella, zamarreándome. —¡Llegas tarde y ha sucedido de todo!
Restregué un poco mis ojos para despabilarme. Por lo general me daban media hogaza de pan y un poco de té para desayunar y ahora me lo había perdido por llegar tarde. Estaría hambrienta todo el día.
—Ya lo sé, no tendré desayuno. —Miré al suelo con resignación.
—No, no. No todo gira en torno a tu desayuno. —Marie soltó una risa, ella trabajaba limpiando los cuartos de las damas en la mansión. —Han venido cientos de viajeros a la coronación del príncipe y a rendir respeto por el fallecimiento del antiguo alfa…
—¿Y eso debería importarme? No veré nada de nada. Estaré limpiando los sótanos. —Puse los ojos en blanco, la verdad todo lo relacionado a la realeza me fastidiaba. Me parecía injusto que se me condenara por los pecados de mis padres.
—En realidad si debería importarte. —Marie me tomó del brazo, siempre caminábamos del brazo porque éramos amigas inseparables desde los diez años. —Como los invitados son tres veces más de los que se esperaban, todos los sirvientes fueron convocados. Incluso tú.
—¿Qué? —casi grité, era una jodida locura. —Me matarán apenas ponga un pie allí.
Sentí la presencia de Susan. Ella tenía una presencia fuerte porque siempre tenía emociones severas. No era mala, pero si muy seria. Como encargada de la servidumbre sus responsabilidades eran numerosas.
—No lo sabremos, Veyra. Pero la reina madre ha dado la orden de que toda la servidumbre este presente. Trata de no llamar la atención, acepta todo trabajo que debas hacer y realízalo rápidamente para volver aquí lo antes posible. —Susan tenía un tono de preocupación y pude percibir fácilmente su miedo a que me asesinaran.
Eso provocó en mi cierta ternura. Ella se preocupaba por mí casi como si fuera mi madre, aunque era tan severa que no lo demostraba.
—Pasen a buscar sus uniformes con John, no usarán sus ropajes porque no son dignos de la mansión. —Susan nos indicó que subiéramos las escaleras para ir a la lavandería.
—¡Uniformes! —grité, sin contenerlo, jamás me habían dejado usar nada que no fueran mis harapos de siempre.
Yo tampoco pedía nada, como experta en el arte de sobrevivir sabía que ser una pordiosera era más sencillo que llamar la atención de alguna manera. Además, no quería que nadie viera que me había desarrollado por completo.
Aunque tenía un poco de miedo, estaba emocionada y no podía negarlo.
Subimos corriendo las escaleras, Marie iba narrándome todo lo que sabía. Toda la información se filtraba rápido por estos pasillos. Parecía ser que cuatro manadas de otras regiones vendrían para festejar el ascenso de Skarow al trono. Estos clanes eran poderosos y el banquete tendría que salir perfecto para que quedaran conformes.
Me coloqué mi uniforme y Marie hizo lo mismo. Solté mi cabello para recogerlo en media cola, así podría verme más elegante de acuerdo al atuendo. No quería provocar la furia de nadie pareciendo una pordiosera.
—Joder, Veyra, estás guapísima. —Marie me observó sonriente. —¿Cuándo te crecieron así las…?
Comenzó a decir, pero la interrumpí callándola y riéndome. Trataba de cubrirme con harapos porque sabía que llamaría la atención mi busto predominante. Me había crecido tan rápido a pesar de que rogué porque no fuera así. Susan decía que tenía que ocultar todo lo que fuera bonito en mí para que no provocara rabia en nadie.
—Ya basta. —Solté, siendo interrumpida por la puerta abriéndose.
Josh y otros de los muchachos entraron a buscar sus uniformes. Maldita sea, todos se quedaron viéndome. La camisa del uniforme marcaba todo mi busto al ser entallada y la falda era por arriba de las rodillas y estaba tan apretada que dejaba ver la curva de mis caderas. Nunca antes había estado vestida de esta manera.
—No la miren así. —Tom, mi otro mejor amigo, rompió el silencio incómodo. —Es Veyra y nada más.
—Pero está tan buena que no la reconozco… —comenzó a decir Fred antes de que Tom le asestara un puñetazo.
Salí de la habitación completamente sonrojada y avergonzada. Había sentido sus emociones de atracción y lujuria y eso me hizo sentir extraña. Nunca antes nadie me observó así. Marie trató de tranquilizarme.
—No les des importancia. Pensemos en lo mejor ¡Al fin conocerás la mansión! —ella sonrió y me hizo poner de mejor humor.
Era cierto, por mucho tiempo solo imaginé como era la mansión por dentro y ahora estaba permitido que la conociera. Estaba asustada y además avergonzada, sin embargo, la emoción también me invadía.
—Recuerda no acercarte mucho a ningún lobo guerrero de la manada real ni a las damas. Ellos podrían oler tu aura rechazada. —Marie me miró con preocupación, luego de estar tan entusiasmadas, tenía que volver a pensar en la supervivencia.
—Lo sé. Aunque será difícil que reconozca el aura de la manada real porque no los he visto jamás en mi vida. —Mentí, en realidad, no podía sentir auras porque al sentir las emociones, los sentimientos opacaban cualquier aura.
Era la única loba en el mundo que no podía identificar jerarquías y eso me ponía en una enorme desventaja. Si veía incluso a la reina madre, solo podría identificar sus sentimientos y emociones.
—Ellos tienen un aura enorme, Veyra, es imposible que no la notes. —Marie me miró con incredulidad y seguimos caminando para unirnos al resto de los sirvientes que se dirigían a la enorme mansión.
Íbamos acercándonos cada vez más. Los nervios me erizaron la piel. Noté más miradas sobre mí cuando caminamos con los demás sirvientes, lo que incrementó mi ansiedad. Diosa luna, ¿Es que el mundo se habría vuelto loco? Yo, Veyra, la loba que nació prácticamente maldita y despojada de lobo estaba yendo a la mansión para un evento importantísimo. Esto no parecía real.


























