Capítulo 4 Capítulo 4

Allison

Sentí como el aire se escapaba de mi cuerpo, mi inconsciente me llevó a mirar sus labios.

Me recrimino por tener esos pensamientos en estos momentos.

Su mirada atravesaba mi cuerpo con gran intensidad.

Una de sus manos comenzó a bajar por mi cuerpo ubicándose en partes sensibles que me hacían temblar inevitablemente.

Su mano se ubicó en medio de mis piernas por encima de mis pantalones, la frotó levemente queriendo que perdiera la cordura… lo peor, era que lo estaba logrando.

Su boca entreabierta se ubicó sobre la mía mentiría si dijera que no quiero que me bese, quiero que lo haga para quitar esa sensación que en esos momentos mi cuerpo está sintiendo.

—Esto está mal —musité en sus labios—. Lo que sucedió ayer fue porque no nos conocíamos, pero…

—Pero ya nos conocemos.

Él terminó por decir eso y me besó, me dio el tan esperado beso que en ese momento estaba deseando.

Su lengua entró por completo en mi boca, gemí sin poder controlarlo.

Con agilidad se hizo paso dentro de mi falda y metió uno de sus dedos sin permitir que me separara me besó con euforia, con determinación.

Puse mi cabeza hacia atrás, dejando que él besara mi cuello, dejando que él tuviera el control de mí en esos momentos.

Me sobresalté cuando escuché que alguien tocaba la puerta, estaba completamente agitada, asustada y excitada sobre todo.

Él tenía sus pupilas dilatadas, una mirada cargada de lascivia que en estos momentos me descolocaba totalmente.

Él puso su dedo completamente empapado de mis líquidos sobre mis labios. Lo recorrió con sutileza como si dibujara a la perfección la forma de esta.

Y lo metió en mi boca, chupé su dedo sintiendo mis mejillas totalmente ruborizadas.

—Nuestra conversación aún no ha terminado Allison —susurró y se puso de pie para luego ayudarme a mí a levantarme allí.

Aunque sinceramente, mi cuerpo estaba en shock, mi cuerpo estaba deseoso de más.

Arreglé mi ropa y mi cabello, y abrí la puerta. Harry me miró de arriba a abajo y pude notar esa mirada acusadora que me estaba dando en ese momento.

—Tardaste mucho en abrir —habló en voz baja.

—No soy tu portera Harry —respondí, él bufó.

Él pasó de largo ignorándome, camino directo hasta donde estaba James.

—Señor Evans, no tuve la oportunidad de presentarme. Actualmente soy el vicepresidente comercial un placer. Harry Brown, mucho gusto.

James lo invitó a sentarse, a pesar de estar de espaldas, podía sentir su imponente mirada sobre mí.

Esto era peligroso, demasiado peligroso.

—Señorita Walker —escuché la voz de James antes de que yo pudiera atravesar el umbral de la puerta—. Aún tenemos una conversación pendiente tan pronto el señor Brown salga, necesito que usted entre y solucionemos este tema de una vez.

Asentí con mi cabeza por inercia, aunque en realidad mi mente estaba en otro lado, en otro momento.

Al salir de allí, fui directo hasta el lavado. Mojé mis manos con suficiente agua y luego moje mi rostro y mi cuello.

Al mirarme al espejo me desconocí, no solía hacer ese tipo de mujer y él… mi jefe estaba sacando esa faceta que desconocía por completo en mi vida.

Miré el reloj una vez más, habían pasado más de treinta minutos y ninguno de esos dos salían de esa oficina.

Tengo miedo de que tal vez Harry en un momento de rabia, hable mal sobre mí, diga cosas que no son y en ese momento me quede sin trabajo.

Levanté mi cabeza cuando la puerta se abrió y ambos  estrecharon sus manos. Harry me dio una mirada suplicante como si con eso pudiera perdonarlo.

—Señorita Walker —dijo mi jefe, recibiendo toda mi atención—. Tenemos una conversación pendiente.

Me puse de pie y entré a la oficina, mis manos temblaban y sudaban sin control. La puerta se cerró detrás mío, y de nuevo sentí como el lugar era pequeño para los dos, era asfixiante.

—¿Y bien, cuál es el tema que tenemos pendiente? —dije mostrando fuerza en mi voz.

Él sonrió con prepotencia, puso unos documentos sobre el escritorio junto con un par de esposas.

—Las oportunidades solo se presentan una vez en la vida, si eres lo suficientemente listo para aprovecharlas puedes salir bastante beneficiado. Estas son para ti, mi primer regalo para ti.

—No entiendo.

—Seré breve, me gusta disfrutar del sexo sin compromiso alguno. Me gusta dominar y dar placer. El sexo duro y consensuado. Por lo que vi anoche pensamos igual —él hizo una pausa, pasando sus dedos por las esposas—. Quisiera proponerte algo: quiero tener sexo contigo, cada vez que se me antoje, con un propósito claro y es darte placer.

»Tener el control de tu cuerpo y de tus orgasmos. Ser el encargado de darte los mejores orgasmos que hayas tenido en tu vida… todo eso sin compromiso y sin sentimientos de por medio.

Capítulo anterior
Siguiente capítulo