Capítulo 5 Capítulo 5

Allison

Pocas veces en la vida alguien me ha hecho propuestas indecorosas… a decir verdad, nunca en la vida me habían hecho ese tipo de propuestas.

Mi cara en estos momentos es todo un poema, no sé qué responder o cómo actuar. Honestamente no esperaba eso.

Quizás esperaba “queda despedida o no me apetece trabajar más con usted”

Pero esto… esto me dejó fuera de sí, al menos por unos cuantos segundos.

Me reí, una risa nerviosa y confusa.

Pero mi sonrisa se borró rápidamente cuando noté su seriedad, cuando noté que le estaba hablando muy en serio.

—¿Qué dices Allison?

—No puede estar hablando en serio señor Evans —denoté intentando mostrar cordura ante esta situación.

—Háblame con confianza. Y sí estoy hablando en serio —respondió—. Tendríamos sexo… de una y otra manera. Serías mi sumisa, te garantizo que puedes ganar mucho, mi propósito desde el principio será que tú disfrutes, que estés satisfecha.

Mi cuerpo se erizó por completo, sentía curiosidad obvio. No soy de piedra.

—Mi respuesta es no. No sé qué cosas están pasando por su cabeza señor Evans, pero lo que sucedió anoche fue producto del momento. Estaba despechada, mi prometido me engañó y yo solo quería pagarle con la misma moneda.

»Obvio después de lo que me sucedió no quiero ni siquiera pensar en tener una relación, en volver a exponer mi corazón y sufrir. Su ofrecimiento es bastante tentador, no se lo niego. Pero no es algo que necesite en esos momentos de mi vida.

Él rodeó el escritorio, se ubicó frente a mí y me levantó colocando mi trasero en aquella mesa.

—¿Qué sabes tú de lo que necesitas en tu vida? —él movió mi cabello hacia atrás—. Estoy completamente seguro que lo que necesitas es que tus piernas te queden temblando, es olvidar en medio de orgasmos. Conocer otras partes de ti que no te has atrevido a mostrar.

»No hay mejor manera de olvidar a un idiota, y lo mejor es que no habría sentimientos de por medio. Solo diversión y placer, nada más.

—Yo… yo no sé si eso es lo que quiero en mi vida en estos momentos.

—Hay solo una forma de averiguarlo —dijo con tono oscuro que me puso los pelos de punta.

Él se arrodilló ante mí, pasó lentamente sus manos por mis piernas, haciéndose paso levantando la falda.

Bajó mis bragas y las olió, mi pecho subía y bajaba ante lo que mis ojos estaban presenciando. La devoción con la que me miraba, el deseo que irradiaba sus ojos.

Lamió sus labios y luego dejando besos húmedos comenzó a subir por mis piernas, dejando pequeños mordiscos a su paso.

Mis ojos estaban completamente abiertos, mis sentidos totalmente alertas. Observando con detalle cada una de las cosas que hacía.

A mi cabeza llegaban los momentos que pasé con Harry y nunca se sentía tan intenso, nuestro sexo era monótono, normal, rutinario y la mayor parte del tiempo era para satisfacerlo a él sin importar si yo quedara satisfecha o no.

Y ahora este hombre frente a mí lo único que quiere es causar placer en mí… no puedo evitar sentirme confundida ante esto.

Abrió mis piernas y se ubicó en medio de ellas. Mi respiración se agitó cuando sentí su aliento cálido en todo mi centro.

Cerré los ojos al sentir como separaba mis labios vaginales para poner su lengua en ellos, pasarla lentamente torturándome de a pocos.

Sus dedos paseaban desde mi vagina hasta mis senos por encima de la ropa… volviéndome completamente loca.

Arqueé mi espalda, un grito ahogado salió por mi boca, con cada movimiento. Mis piernas estaban completamente abiertas para él, y su rostro estaba allí brindándome ese calor que no sabía que necesitaba en ese momento.

Grité sin medir el volumen de mi voz cuando comenzó a succionar mi clítoris, mi cuerpo tenía pequeños espasmos a medida que él jalaba sin compasión alguna.

Mandé mi mano hacia atrás sin importar que todo lo que estuviera en esa mesa cayera al suelo.

Mi razonamiento estaba completamente lejos de mí.  Apreté una de mis manos y la otra la puse en mi boca intentando tapar los sonidos que emitía… algo completamente descabellado ya que no funcionó.

Saqué todo el aire de mis pulmones cuando mi cuerpo tembló, el clímax llegó de manera satisfactoria generando una presión en mi pecho. Mis piernas perdieron por completo la fuerza ante mi centro que seguía palpitando.

Él se puso de pie y sonrió al verme. No quiero ni imaginar el caos en el que estoy convertida en estos momentos.

Estaba excitada, mi pecho subía y bajaba sin parar, seguramente mis pezones estaban erguidos, sin contar que estaba realmente húmeda.

—Jodidamente exquisita, eres deliciosa Allison —mencionó dejándome mucho más nerviosa—. Y no me equivoqué cuando te hice la propuesta. Quiero poseerte cada que se me antoje, quiero hacerte mía, quiero ser tu dueño.

Capítulo anterior
Siguiente capítulo