Bautizo

Regresé a casa como una autómata. El silencio me acompañaba, aunque mis pensamientos eran un ruido constante, como un tambor ensordecedor. Al abrir la puerta, la escena me tomó por sorpresa. Kendell estaba sentado en la alfombra del salón, con Axel en brazos, ambos riendo como si el mundo entero no ...

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