Dolor

El aire tenía un olor especial esa tarde. A historia. A madera antigua. A pan recién horneado y a jazmines que colgaban de los balcones viejos, como saludando a los peatones. Caminábamos lento, sin prisa, como si el tiempo por fin se hubiera puesto de nuestro lado.

Kendell caminaba a mi lado, sin d...

Inicia sesión y continúa leyendo