Capítulo 18 La semilla de un nuevo amanecer

El silencio en el valle era tan profundo que podía escuchar el latir de tres corazones: el mío, acelerado y confuso; el de Kael, un tambor grave y aturdido; y ese nuevo, pequeño e insistentemente ajeno que ahora sentía como un eco dentro de mí.

—¿Una… semilla? —logré balbucear, mirando a Selene ...

Inicia sesión y continúa leyendo