Capítulo 134: Tensión

—¡Ay, Dios mío! —soltó Laura en voz alta, frenándose en seco. Sus ojos, grandes y oscuros, escanearon la escena con la voracidad de quien presencia un accidente de tráfico del que no puede apartar la mirada: Alain, impecable y letal; yo, rígida como una estatua; y Gabriel, con el ceño fruncido y una...

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