Capítulo 48: La Calma del Santuario

Desperté lentamente, como si emergiera de aguas profundas y tranquilas. La primera sensación no fue de pánico ni de miedo, sino de una calma absoluta. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, pintando la habitación con rayas doradas. El aire olía a sábanas limpias, a la lluvia de la noch...

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