Capítulo 92 — Vidrio y promesas rotas

Lorenzo estaba sentado en su oficina, un despacho amplio y lujoso, con paredes revestidas de madera oscura y una ventana panorámica que dejaba entrar la tenue luz de la tarde. El silencio era denso, solo interrumpido por el leve zumbido del aire acondicionado. Sobre el escritorio de caoba, varios do...

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