CAPÍTULO 46 AMANTES

AMANTES.

Alana sentía el peso del silencio en la habitación cuando Ruchina escaneó su posición, tan segura y dueña del espacio como si fuera su territorio. La tensión era palpable.

—Está muy bonita tu oficina…

Alana apenas pudo ocultar su incomodidad. Esta no era una visita social, y lo sabía.

—No...

Inicia sesión y continúa leyendo