Capítulo 5 CAP 5

Capítulo 5

Me metí a la ducha con los pensamientos revueltos en mi cabeza, El agua caliente me caía por la espalda, pero no lograba calmar lo que sentía por dentro.

Cerré los ojos y me dejé caer un poco contra la pared

Mi cuerpo todavía estaba sensible. Cada parte de mí recordaba sus manos, su voz, su forma de mirarme. Era como si me hubiera vuelto adicta a él desde aquella primera noche en el penthouse.

Ahora entendía que no era solo deseo físico, era algo más profundo, estábamos almatizados, realmente me marco esa noche y yo era suya

Pero no podía ignorar lo que había dicho papá, eso me puso nerviosa, Fernando había estado comprometido con Camila.

Mi hermana, la solterona, Ella lo amó Y yo me estaba acostando con él sin pensar en las consecuencias.

No me lo dijo directamente, pero su reacción cuando supo que yo era hermana de Camila fue clara, es hombre seguro de si mismo desapareció, y empalidecio, lo de ellos fue muy grande.

Me sentí culpable, pero al mismo tiempo, me hervía la sangre pensar que otra mujer había estado con él, incluso si era mi hermana, no soportaba imaginarlo, el me pertenecía, aunque no tuviera derecho de decirlo.

Terminé de bañarme, salí de la ducha y me envolví en la toalla. Apenas abrí la puerta del baño, Camila estaba parada frente a mí, con los brazos cruzados, la cara más seria que nunca.

—¿Fernando tiene esposa? —preguntó de inmediato casi empezando un interrogatorio de el —. ¿O está saliendo con alguien?

Me quedé en silencio unos segundos sin saber que decir, Me puse una bata sin responder y me senté al borde de la cama, fingiendo estar tranquila.

—¿Por qué preguntas eso? —le dije sin mirarla.

—Solo dime. Tú lo viste anoche. ¿Te dijo algo?

—No. No hablamos mucho —mentí.

Ella me miró con desconfianza, Lo noté. Tenía los ojos hinchados, ella lloro en cuanto escucho su nombre.

—No me interesa su vida —dije con frialdad—. Solo es el tío de mi novio y Punto, no tengo porqué preguntar si se está cogiendo a alguien.

Camila no respondió. Se quedó ahí parada, como esperando que dijera algo más, Pero no lo hice, Al final se fue, cerrando la puerta con fuerza.

Sentí un nudo en el estómago ¿Estaba celosa? ¿De mi propia hermana? No podía creerlo, pero sí, lo estaba Y eso me asustaba.

Poco después, escuché el timbre de la casa, Bajé con la bata puesta y abrí.

Era Andrés.

—¿Qué haces aquí tan temprano? —le pregunté.

—Me preocupé por ti. No me respondiste en toda la noche —dijo entrando—. ¿Estás bien?

—Sí, perdón. Me quedé en casa de Laura. El carro no llegaba y se me descargó el teléfono —la misma mentira de siempre.

Él me abrazó fuerte, me besó el cuello. Metió la mano por debajo de la bata.

—Andrés, no —susurré—. Está Camila en la casa.

—¿Y? —me miró, medio en broma—. Desde cuándo te importa eso.

—No es el momento, en serio.

Se rió bajito.

—No puedo creer que me estés diciendo que no.

Le saqué la mano con suavidad y me miró con sorpresa, Me di cuenta de que no estaba acostumbrado a que yo pusiera límites, Siempre lo hacía cuando el quería incluso en casa.

—Mi tío quiere vernos esta noche —me dijo de pronto, cambiando de tema para no discutir —. En el club, Dice que quiere conocerte mejor.

—¿Fernando?

—Sí. Para él es importante saber con quién estoy. Es como un padre para mí, su opinión… bueno, ya sabes es importante.

—Está bien —dije con una sonrisa en los Labios —. Vamos.

Me dio un beso en la frente y me abrazó, Yo cerré los ojos un segundo, Me sentí atrapada, entre lo que debía hacer, y lo que deseaba hacer.

Me vestí eligiendo entre miles de vestido, queria verme especialmente hermosa, Elegí un vestido negro entallado, con escote discreto y con la espalda descubierta.

Elegante, como se espera de la prometida de un Mondragón. Pero lo importante no era lo de afuera, wra lo que llevaba debajo.

Me puse un conjunto de lencería provocadora. Negro, de encaje ajustado. Si algo pasaba después del club, yo estaba más que lista y la verdad quería que pasara, lo necesitaba.

Mientras me maquillaba frente al espejo, escuché que alguien golpeaba la puerta.

—¿A dónde vas tan arreglada? —preguntó Camila desde el marco de la puerta.

—A cenar con Andrés —dije sin mirarla.

—¿Con su tío también escuche?

Tragué saliva y la miré por el espejo.

—Sí. Vamos al club, Fernando quiere conocerme mejor.

Ella frunció el ceño.

—¿Y sabes si irá con alguna mujer?

—No tengo información de ese sujeto, para mí es un x —respondí seca—. Es el tío de mi prometido, quiere saber con quién se va a casar y nada más.

Camila no dijo nada, agarro una de mis vestido y luego cerró la puerta y se fue. Yo agarré mi bolso, perfume, celular. Y bajé.

Andrés ya me esperaba en el auto. Me abrió la puerta como siempre, el era muy Caballeroso y Sonreía como si todo estuviera perfecto.

Cuando llegamos al club, Fernando ya estaba ahí con una mesa reservada, cerca de la ventana, las copas servidas, Todo muy elegante

Se puso de pie apenas me vio, me miró de arriba abajo sin disimular. Sus ojos se detuvieron un segundo más en mis piernas.

—Estás hermosa —dijo, con esa voz baja que me derretía susurrando en mi oido

Andrés me ayudó a sentarme y se sentó frente a mo. Fernando a mi lado

—¿Qué opinas del matrimonio, sobrino? —preguntó Fernando luego de un rato—. ¿Lo ves como un contrato, o como una decisión emocional?

Andrés se rió.

—Como ambas. Es una alianza y también una prueba de amor. Si todo va bien, quiero casarme con Alondra pronto, los dos nos completamos

Fernando asintió, tranquilo. Pero sus ojos se clavaron en los míos, Me temblaban las piernas al tenerlos a los dos en la mesa, Y entonces empezó su juego

Metió la mano por debajo de la mesa y empezó a acariciarme el muslo.

Tragué saliva. Moví la pierna, pero no para alejarla, sino para acercarme más. Su mano subió, lenta, hasta el borde de la lencería. Me miraba fijo mientras hablaba con Andrés de política.

Me incliné un poco, fingiendo arreglar el bolso, y deslicé mi mano debajo de la mesa. Toqué su pantalón, su erección evidente. Estaba completamente erecto, Lo acaricié por encima, a su ritmo lento. Sentí cómo se tensaba.

Estábamos jugando con fuego. Y eso me excitaba.

—Voy al baño —dijo Andrés, levantándose. Caminó rápido, ni nos miró.

Fernando aprovechó y me besó el cuello, sabía que me deseaba su erección no mentia

—Necesito tenerte esta noche —susurró.

—Yo también —dije bajito—. ¿Quieres que vayamos al baño ahora? No me aguanto más mi amor

Me miró sorprendido Y asintió.

Estábamos a punto de levantarnos cuando escuché una voz detrás de mí.

—Alondra.

Era Camila, Me paralicé vi a Fernando y el también.

Me giré despacio y no pude creer que ella estaba ahí de pie en nuestra mesa

—¿Qué haces aquí? —abri los ojos sorprendída,

—Quiero hablar con Fernando, por favor.

Fernando se quedó quieto, estaba tenso, el hombre seguro de nuevo había desaparecido, y sentí que Camila era

muy importante para el.

—¿Por qué estás aquí, Camila? —pregunté de nuevo me altere enojada.

Ella no respondió. Solo lo miró a él.

—Tenemos algo pendiente.

—Hablemos

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