Mi turno

Su lengua salió para lamerme la cara.

—¡Ew! ¡Para eso! —gruñí mientras usaba mi manga para limpiarme la cara. Él no se vio afectado en absoluto por mi orden; su lengua volvió a deslizarse por mi mejilla, pero esta vez estaba preparada. Giré mi cara hacia un lado mientras él lamía el aire. Una risit...

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