Un juego peligroso

—Alpha quiere verte ahora —dijo Langdon con voz cortante y dura, sus ojos ámbar brillando. Sus manos estaban apretadas en puños y los músculos de su pecho y brazos se tensaban con esfuerzo.

—¿Ahora? —susurré. Una ola de náuseas me invadió. Instintivamente me agarré a una rama baja de un árbol cerca...

Inicia sesión y continúa leyendo