Capítulo 113 Preocupación

Mis palabras eran claras como el agua—¿cómo alguien tan perspicaz como David, solo superado por Edward, no lo entendía? Cualquiera más habría tirado la toalla hace tiempo, pero este era David, el terco, el que nunca se rinde.

De repente, David dijo—¿Y si Edward quiere tener un hijo con otra mujer?

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