Capítulo 84 El regalo que se obtiene de la soledad

—¿No vas a volver conmigo? —preguntó Edward, sonando inseguro.

Lo despedí con un gesto— Cariño, si Anne te necesita, adelante. Esta habitación cuesta una fortuna, y pienso aprovecharla al máximo.

Puse una cara alegre. Al ver mi determinación, Edward asintió y se fue.

Me desvestí lentamente y me m...

Inicia sesión y continúa leyendo