16: Ataque sorpresa

Una lágrima se me escapó, pero esta vez no era de dolor. Era un alivio extraño, una paz frágil, casi imposible en medio de la vida que llevábamos. Por un instante, sentí que todo podía cambiar.

Pero la calma nunca dura en esta casa.

Un golpe seco retumbó en la puerta, haciéndonos saltar. La voz de...

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