Confíe en él

Firmé el documento sin leer. Ni siquiera me tembló la mano. Supongo que parte de mí aún esperaba que esto fuera una mala jugada del destino, algo reversible. Que León, mi León, ese hombre que una vez me miró con deseo y ternura mezclados, no podía estar haciendo esto.

Pero lo estaba haciendo.

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