85: Donde no me da el sol

Sarah no tenía la intención de moverse, así que al final bastó con levantar el teléfono y ordenar que llegara la seguridad por ella.

—Tú decides —la miré con la frialdad a la que estaba acostumbrada —te vas en este momento o te saco a patadas con la seguridad de la empresa, evidentemente nadie te q...

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