Capítulo 102 Una… Dos… Tres…

Mientras me acomodaba en la tumbona, disfrutaba de la suave caricia del viento marino en mi rostro, contemplando el vasto mar azul que se perdía en el horizonte. La serenidad del entorno, el cálido sol y la sensación de total desconexión me brindaban una gran tranquilidad. Hacía una semana que había...

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