Capítulo 41 Caballos

—¡Mami! ¡Despierta mami!

Los chillidos llenos de alegría de Alejandro podrían ser capaces de mover una montaña. Levantarme resultaba complicado debido a que Alexander me envolvía como un gran oso con sus abrazos. Pude escuchar su leve risa tras la situación y agradecía que ambos hubiéramos dormido ...

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