Capítulo 81 No te haré eso

El frío del almacén vacío se infiltraba por las rendijas, helándome hasta el punto de congelarme. La mano de Alexander, sólida y reconfortante, era mi única conexión en medio de ese mar de tristeza. Mientras caminábamos, el silencio absoluto se veía interrumpido por el eco de nuestros pasos, y nos v...

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