
Mundos Diferentes - Cuidado con los hijos del capo
Eilana Osorio Paez · Completado · 646.2k Palabras
Introducción
Conocerlo fue un remolino tan turbulento que no vi un pronóstico certero, pero con el amor nada estaba escrito, por amor somos capaces de hacer cualquier locura. Hasta tener una metamorfosis…
Roland Sandoval, un magnate que tiene dos vidas diferentes. Una fachada intachable y un mundo oscuros donde era el demonio mayor de un emporio de muerte. Verónica Vásquez una sencilla estudiante que aparece en su vida para enredarle la existencia, o quien sabe, para cambiarle la vida. ¿Podrá un demonio dejar su mundo por amor? ¿Podrá dejar el infierno donde era el dueño absoluto para vivir con su ángel? ¿Roland Sandoval logrará dejar su oscuridad para construirle un mundo diferente a la mujer que ama?
Capítulo 1
—¡Lorena llévame!
Le insistí por enésima vez. No tenía nada que hacer, andaba aburrida en la casa. La universidad suspendió clases como por variar y ni de fundas me iba para la finca, visitar a papá con su habitual mal genio. Desde la muerte de mamá todo cambió y no quería incrementar su nostalgia al verme, según me parezco mucho a ella… Y la verdad no quería por el momento ser la causante de un dolor para él.
—No es una fiesta para ti Vero, ya sabes cuál es el mundo en donde me muevo.
Dejó de maquillarse, se giró quedando de frente, podía verla a través del espejo del tocador. Solo tenía su ropa interior puesta de encajes como le gustaban a los clientes «según ella».
—¿Todas tus fiestas terminan mal? —Me senté en su cama.
Mi compañera de apartamento era una linda modelo que estaba siendo reconocida en el mundo de prepagos. Estudiaba Bellas Artes, aunque quién sabe cuándo la termine. Tenía un cuerpo formado por el cirujano, con un corazón muy noble, pero con mala extraña cabeza y algo débil de espíritu. Su autoestima era un tanto bipolar, aparte de que sus fracasos amorosos la devastaban. Siempre su mirada reflejaba la tristeza en esos ojos cafés, su abundante cabellera del mismo color y en esta ocasión se la dejó con su ondulado al natural. Solo la animaba el mundo artificial donde se movía. Aun así, la quería mucho, me ha mantenido lejos de su mundo, en eso ha sido muy radical.
—¡Está bien! Cuando tengas algo no tan tu mundo, ¿puedes llevarme? —Sí que andaba aburrida.
—Te lo prometo. —suspiró—. Es agradable conocer a niñas como tú.
Terminó de aplicarse remiel en su ojo derecho, luego sacó un corto y vulgar vestido de su apretujado armario. Vive comentando qué no tenía ropa, pero mis ojos veían todo lo contrario, su ropero se encontraba a punto de desbordarse.
» Me queda bien, ¿cierto?
Afirmé. Se vistió, besó mi frente, tomó las llaves de su automóvil y a los pocos segundos escuché cuando cerró la puerta del apartamento. Salí de su habitación para tirarme en el sofá, busqué los audífonos para estudiar el nuevo idioma el cual quise aprender. La semana entrante era el examen final y no quiero perderlo, Timón se acercó, recostó su pesada cabeza en mis piernas.
—¡Qué! ¿Tienes hambre?, o ¿quieres aprender mandarín?
Ladró en señal aprobatoria, me levanté, caminé a la cocina, saqué una galleta para perro. Era mi eterno y fiel compañero.
Terminé de estudiar para el examen final del semestre de idiomas; Los he tomado como una segunda carrera desde que llegué a Bogotá. Mis padres se fueron de la capital para darnos un mejor futuro, «según su concepto de vida», pero no contaron con que jamás me gustó la educación en donde vivía. Desde mis dieciséis años regresé a la capital. El pueblo era increíble, amo los animales; estudiaba veterinaria, pero compartir en este momento con mi padre… No sería lo correcto, prefiero postergarlo. Lo adoro, pero desde la ausencia de mamá éramos otras personas. Cada uno trata con su duelo, y el tema de mi madre es delicado.
No puedo quejarme, pronto termino la carrera de veterinaria, cada año aprendo un idioma nuevo, vivo con Lorena; quien era hija de la mejor amiga de mamá. Me lleva dos años, pero su vida se mantenía un tanto intensa, demasiado en comparación a la mía. Yo solo he tenido un novio. Recordé ese inocente noviazgo el cual duró algo más de un año sin trascender lo necesario. A los padres de Juan les dolió más nuestra ruptura que al mismo idiota que me puso los cuernos. Ya había olvidado aquel incidente.
La tarde fue igual a las anteriores. Preparé cena, le dejé a Lorena su plato en el horno, luego me encerré en la habitación para ver una película. Puse una vez más «Mujer Bonita», era una de mis favoritas. Y en algún momento me quedé dormida con Timón a un lado. Desperté sin ánimos. Me molestaba no tener clases; siempre había algún motivo para protestar, y cada vez que pasa quedaba sin hacer nada. Salí a trotar, vivía cerca de la universidad. Troté por una hora con mi bello perro, era un lindo labrador café.
Al regresar a la casa, mi compañera se bajaba de un gran Vitara último modelo negro. Había dos hombres en la parte de atrás a quien no les vi el rostro por los vidrios polarizados. Lorena caminaba en zigzag, no me imagino la resaca. El chofer tocó la bocina del auto al verme y lo fulminé con la mirada; en otras palabras, lo mandé a visitar al demonio. Esperé a Lorena en la entrada de la reja, venía sonriendo cuál reina de belleza en pasarela. Mientras mi gesto le reprochaba su vergonzoso comportamiento.
—Te dije que no era una fiesta para ti amiguita.
No podía ni sostenerse. Volví hacerle mala cara a los tipos que miraban a Lore caminar como si el piso se le moviera en vez de ayudarla, «tremendos caballeros». El hombre sentado en el puesto del copiloto me lanzó un desagradable piropo.
—¡Patrón!, ¡La otra putita se hace la digna!
Su comentario desproporcionado me sacó de casillas, ahora sí volé de mis casillas.
—¡Mire señor, a mí usted me respeta!, no me conoces y dudo que lo haga algún día.
—Déjalo, él es el Negro loco. —comentó Lorena al llegar a mi lado, dando tras pies y sonriendo.
—¡Timón, a dentro!
La ayudé a ingresar al apartamento, como pude la dejé en su cama, le quité los tacones, la cobijé con su edredón, fui a la cocina a preparar un café bien cargado para sacarla de esa resaca. Si su madre la viera, le daría un paro cardíaco y a mí un par de cachetadas por alcahueta. La desperté, la obligué a beber un poco, pero vomitó.
» Sí, qué estás, ¡vuelta nada!
—Amiga, necesito una bomba y cuando salga de la cama tener dos cervezas bien frías, así ¡finiquito la rasca!
Realizó un gesto cómico con sus manos, luego sonrió con cara de ¡ayúdame!, porque muero de manera lenta.
» Por favor, amiguitaaaa.
—No tenemos analgésicos ni nada para prepararte la bomba. —Sus ojos de; soy su única salvación—. Me tardaré un poco.
Volví a salir enojada con Lorena, se divierte como no era debido y como siempre aquí me encontraba para cuidarle sus borracheras. Volví a trotar, medio cerré la puerta, aún era temprano; tomé el camino más corto para ir a la droguería cercana a la casa, no demoré mucho comprando lo necesario. Pasé la calle, en eso escuché el frenar de un vehículo, luego el chillido de un perro.
Todo fue en cámara lenta. Jamás imaginé que fuera mi perro el que yacía en la calle. El carro quedó atravesado bloqueando la salida de automóviles hacía la autopista, generando un leve trancón. Me devolví por inercia, caminé obligando a mis pies a moverse, un joven salió del auto con sus manos temblorosas. Era mi perro el que el atropellado, muerto, ensangrentado y tirado en la mitad del pavimento.
—¿El perro es suyo? —Los carros sonaban las bocinas, el muchacho se mostró avergonzado—. Perdóneme, no lo vi, salió de la nada. —Lo reconocí, era uno de nuestros vecinos, apenas lo distinguía.
—No se preocupe. —Me escuché decir—. La culpa es mía porque no cerré la puerta del apartamento, él solo me siguió.
Tenía un fuerte nudo en la garganta, las lágrimas comenzaron a salir. Una mujer muy bien arreglada se bajó de su auto para gritar que quitaran el carro, se había generado un trancón. Algo surgió desde mis entrañas.
—¡Pues, jódase!
No soy mal hablada, mucho menos suelo decir malas palabras, si mal no recuerdo era la tercera vez en expresarme de tal forma en mis veinte años. Nunca uso un vocabulario obsceno.
» ¡Retroceda y salga por la otra calle! ¿No ve lo que acaba de pasar?
—¡Es un puto perro muerto!
Sí, tal vez. Pero ¡era mi perro!, me dirigí a ella con la intención de jalarle el cabello a la insensible gritona. El muchacho lo impidió.
—Vero. —Lo miré —. Ayúdeme a quitarlo de en medio, así poder correr el carro, no te rebajes a una pelea.
—¿Cómo sabes mi nombre? —Se encogió de hombros.
Le di la espalda a la mujer. Los señores de un carro negro parecido de donde se bajó Lorena también se bajaron, tenía los ojos tan nublados por las lágrimas que ni les presté atención. El joven fue quien lo cargó. Aparcó a un lado del andén, se bajó con una bolsa de basura y metió a Timón en ella.
Se formó un colapso de sentimientos, los cuales se estancaron en la garganta, la opresión de culpa, mi perro estaba muerto. Fue un regalo de mi madre hace seis años para no estar sola, su compañía reconfortaría la distancia. Timón era lo que quedaba de mamá. Los carros pasaban, no pude hacer nada, fue él quien se encargó de todo. Comencé a llorar y llorar.
—Perdóname. —Vi al joven, era de gafas, cara rellenita, de ojos y cabellos café—. Soy Carlos, ya sabes, tu vecino.
—No puedo enterrarlo. —dije balbuceando—. Era el último regalo de alguien muy importante, ahora está muerto como ella.
—Lo lamento, yo me encargo —caminé distraída de regreso al apartamento, ingresé y fui directo al cuarto a llorar su ausencia.
Mi mente vagó entre los recuerdos de mi madre en nuestra casa. Estábamos entre las mejores familias del pueblo, aunque mis gustos siempre se han regido por los libros. Cuando les hablé el deseo por no estudiar más en la escuela del pueblo fue ella quien me ayudó con el permiso de mi padre. Del resto suelo ser autodidacta. Fue la primera en enfrentarse a papá evitando sus regaños. Ella fue la autora de matricularme a escondida, habló con su mejor amiga acordando el vivir con su hija. Quien trabajaba en una aerolínea y le pagaban muy bien.
Esa era la versión de la madre de Lorena, más no sabe de su mundo como prepago, cotizada y reconocida ante; los narcos, tráquetos, políticos de la ciudad o del país. Me dejó en el apartamento equipado con lo necesario para tener una habitación cómoda. Era algo infantil para mi edad, pero en aquel entonces no me pareció así. Ahora no la quiero cambiar, mantenerla intacta era un recuerdo de mamá. Recordé esa tarde, cuando me entregó el regalo que aliviaría la soledad y su ausencia.
Sacó de una caja un lindo labrador de un mes, desde entonces fuimos inseparables. Yo sin saber de su padecimiento contra el cáncer de mama en etapa avanzado. Jamás nos lo dijo para no deprimirnos… Debía dejar el recuerdo ahí, no quería volver a sentir el dolor de su muerte, preferí quedarme dormida para no llorar más.
—¡Vero!, ¡Vero! Despierta debes comer algo.
Lorena me despertó. Al abrir los ojos vi remordimiento en su mirada, imagino que estaba enterada de lo ocurrido. Raúl se sentó a un lado. Era mi mejor amigo, su inclinación sexual no era de conocimiento de su padre, pero su madre lo aceptaba. Ante los ojos de su familia él muestra otra imagen, ante nosotras puede ser libre, aunque siempre actúa de manera masculina. Fiel a la palabra amistad, estudiamos en la misma universidad; él, química pura. Tenía ojos y cabellos café oscuro, de cuerpo delgado pero trabajado. Su mirada también evidenciaba la noticia.
—¿Cómo lo supieron? —pregunté, las lágrimas volvieron.
—Carlos tocó, vino a decirte que lo había sepultado, expresó su lamento ante lo sucedido. ¿Cómo pasó? —La fulminé con la mirada.
—¡Por tu culpa! Por ir a comprarte algo para darte y pudieras pasar la resaca, no me di cuenta cuando se fue detrás de mí.
—Vero…
Raúl, con su típica voz conciliadora, pasando un mechón de cabello detrás de mi oreja, trató de calmarme, Lore bajó la mirada y salió de mi cuarto.
» No la trates de ese modo. —habló en voz baja—. Sabes lo que le afectará si no le hablas.
—¿Es qué no va a cambiar nunca? ¡Hoy llegó con varios tipos en un carro! Se pasa de descarada, créeme, ¡y si! Tengo mucha rabia. Solo vive para estar de mujerzuela y se la pasa de un pene al otro. No me parece justo que su desordenada vida debamos tapársela. Me duele que pierda si vida de esa manera.
—¿Viste a los hombres con quien estaba? —negué—. Me dijo que estaba con el duro de todos, con el mismo don Roland Sandoval. —¿A mí qué carajo me interesa ese hombre?
Últimos capítulos
#410 Capítulo 420 - Epílogo
Última actualización: 12/28/2024#409 Capítulo 409 - Siete años después - mdcuatro
Última actualización: 12/28/2024#408 Capítulo 408 - Ajuste de cuenta – mdcuatro
Última actualización: 12/28/2024#407 Capítulo 407 - Rescate - mdcuatro
Última actualización: 12/28/2024#406 Capítulo 406 - Los herederos del legado - mdcuatro
Última actualización: 12/28/2024#405 Capítulo 405 - Mi talón de Aquiles - mdcuatro
Última actualización: 12/28/2024#404 Capítulo 404 - Angustia - mdcuatro
Última actualización: 12/28/2024#403 Capítulo 403 - Seré de nuevo el Capo - mdcuatro
Última actualización: 12/28/2024#402 Capítulo 402 - Nunca los dejo solos - mdcuatro
Última actualización: 12/28/2024#401 Capítulo 401 - Any - mdcuatro
Última actualización: 12/28/2024
Te podría gustar 😍
De Mejor Amigo a Prometido
Una semana de boda en New Hope. Una mansión llena de invitados. Y una dama de honor muy resentida.
Para sobrevivir, Savannah lleva una cita —su encantador y pulcro mejor amigo, Roman Blackwood. El único hombre que siempre la ha apoyado. Le debe un favor, y fingir ser su prometido? Fácil.
Hasta que los besos falsos empiezan a sentirse reales.
Ahora Savannah está dividida entre mantener la farsa… o arriesgarlo todo por el único hombre del que nunca debió enamorarse.
Dura en Disfraz
—Jade, necesito revisar tu—comenzó la enfermera.
—¡FUERA!—gruñí con tanta fuerza que ambas mujeres retrocedieron hacia la puerta.
Una vez temida por la Organización Sombra que me drogó para replicar mis habilidades en una versión más controlable, había escapado de mis ataduras y detonado toda su instalación, lista para morir junto a mis captores.
En cambio, desperté en la enfermería de una escuela con mujeres discutiendo a mi alrededor, sus voces perforando mi cráneo. Mi estallido las congeló de shock—claramente no esperaban tal reacción. Una mujer amenazó mientras se iba—Discutiremos esta actitud cuando llegues a casa.
La amarga verdad es que he renacido en el cuerpo de una chica de secundaria con sobrepeso, débil y supuestamente tonta. Su vida está llena de acosadores y verdugos que han hecho su existencia miserable.
Pero no tienen idea de con quién están tratando ahora.
No sobreviví como la asesina más letal del mundo permitiendo que alguien me pisoteara. Y ciertamente no voy a empezar ahora.
Yo y Mi Esposo Multimillonario
Después de lidiar con hombres indignos y mujeres despreciables, Aurora está lista para vivir su vida libremente y sin disculpas. Pero el distante y misterioso Heath se acerca con una pregunta que lo cambia todo:
—¿Cuándo nos casamos?
La Cachorra del Príncipe Licántropo
—Pronto estarás rogándome. Y cuando lo hagas—te usaré como me plazca, y luego te rechazaré.
—
Cuando Violet Hastings comienza su primer año en la Academia de Cambiantes Starlight, solo quiere dos cosas: honrar el legado de su madre convirtiéndose en una sanadora hábil para su manada y pasar por la academia sin que nadie la llame rara por su extraña condición ocular.
Las cosas toman un giro dramático cuando descubre que Kylan, el arrogante heredero al trono de los Licántropos que ha hecho su vida miserable desde el momento en que se conocieron, es su compañero.
Kylan, conocido por su personalidad fría y sus maneras crueles, está lejos de estar contento. Se niega a aceptar a Violet como su compañera, pero tampoco quiere rechazarla. En cambio, la ve como su cachorrita y está decidido a hacer su vida aún más un infierno.
Como si lidiar con el tormento de Kylan no fuera suficiente, Violet comienza a descubrir secretos sobre su pasado que cambian todo lo que pensaba que sabía. ¿De dónde viene realmente? ¿Cuál es el secreto detrás de sus ojos? ¿Y ha sido toda su vida una mentira?
ESPOSA SUPLENTE DEL CEO
Él, le ofrece un contrato matrimonial por dos años, pero ella... ella quiere un amor para siempre.
Gianna Santos, siempre ha sido buena, dulce y cariñosa, tiene grandes sueños en la vida, pero sin dudar, la mayor de sus aspiraciones es casarse con su novio y tener una vida tranquila, viajando al rededor del mundo, conociendo los lugares más exóticos junto al ser que ama. Gianna, tiene la sospecha de que pronto recibirá una propuesta de matrimonio, pero nada más alejado de la realidad, porque todo está por venirse abajo.
Alexander Harrison, es un reconocido empresario, famoso por ser tajante en los negocios, implacable director de Harrison Corporation, y el dueño del corazón de la hermosísima Adara Black, una despampanante modelo que ha logrado enamorarlo con su dulzura, encanto y sus maravillosas curvas.
El destino está por hacer de sus jugarretas, y juntar de manera inesperada, la vida de una huérfana que sufre y un CEO en apuros, con sed de venganza, ella necesita huir, él necesita una esposa, un contrato les dará la salida a sus problemas, dos años de matrimonio y luego el divorcio, pero, ¿Qué ocurrirá cuándo el amor traspase la frontera de los límites legales?, se supone que es un matrimonio con fecha de caducidad pero, Gianna quiere un amor para siempre, quiere decir; Sí, acepto, pero esta vez, para toda la vida.
Perfecto bastardo
—Dime que no te acostaste con él, maldita sea —exigió entre dientes apretados.
—¡Vete al diablo, hijo de puta! —le respondí, intentando liberarme.
—¡Dilo! —gruñó, usando una mano para sujetar mi barbilla.
—¿Crees que soy una zorra?
—¿Entonces es un no?
—¡Vete al infierno!
—Bien. Eso es todo lo que necesitaba escuchar —dijo, levantando mi top negro con una mano, exponiendo mis pechos y enviando una oleada de adrenalina a través de mi cuerpo.
—¿Qué demonios estás haciendo? —jadeé mientras él miraba mis pechos con una sonrisa satisfecha.
Pasó un dedo sobre una de las marcas que había dejado justo debajo de uno de mis pezones.
¿El bastardo estaba admirando las marcas que me había dejado?
—Envuélveme con tus piernas —ordenó.
Se inclinó lo suficiente como para tomar mi pecho en su boca, chupando con fuerza un pezón. Me mordí el labio inferior para ahogar un gemido mientras él mordía, haciéndome arquear el pecho hacia él.
—Voy a soltar tus manos; no te atrevas a intentar detenerme.
Bastardo, arrogante y completamente irresistible, el tipo exacto de hombre con el que Ellie juró que nunca volvería a involucrarse. Pero cuando el hermano de su amiga regresa a la ciudad, se encuentra peligrosamente cerca de sucumbir a sus deseos más salvajes.
Ella es irritante, inteligente, sexy, completamente loca, y también está volviendo loco a Ethan Morgan.
Lo que comenzó como un simple juego ahora lo atormenta. No puede sacarla de su cabeza, pero nunca permitirá que nadie entre en su corazón de nuevo.
Incluso cuando ambos luchan con todas sus fuerzas contra esta ardiente atracción, ¿podrán resistirse?
Placeres culposos
¿Todo ha sido un error? ¿O quizás solo parte del destino? La ida por un vaso de agua, resultó en el inicio de un deseo culposo con consecuencias irreversibles.
Soy Erika Martín de 21 años, soy una latina, proveniente de Venezuela, me mudé de mi país buscando el sueño Americano ante una oportunidad de empleo como servicio doméstico en la mansión uzcategui, sin saber que mi destino cambiaría por completo, al conocer a Alejandro Uzcategui, el heredero y magnate de negocios más prestigioso dela ciudad, con una ciudad tan grande y él puso sus ojos en mi, su humilde y tímida empleada, que no sabe decirle que no, todo con él era perfecto, pero él tiene dos grandes defectos, es casado y jodidamente posesivo, me llama bomboncito y me reclama como suya. Estoy locamente enamorada de él y temo por la repercusiones de lo que vendrá, ya que se que no me dejará escapar, menos cuando sepa mi gran secreto.
Accardi
—Te costará algo —susurró antes de tirar de su lóbulo con los dientes.
Sus rodillas temblaron y, si no fuera por su agarre en su cadera, habría caído. Él empujó su rodilla entre sus muslos como un soporte secundario en caso de que decidiera necesitar sus manos en otro lugar.
—¿Qué quieres? —preguntó ella.
Sus labios rozaron su cuello y ella gimió mientras el placer que sus labios provocaban se hundía entre sus piernas.
—Tu nombre —exhaló él—. Tu verdadero nombre.
—¿Por qué es importante? —preguntó ella, revelando por primera vez que su corazonada era correcta.
Él se rió contra su clavícula.
—Para saber qué nombre gritar cuando vuelva a entrar en ti.
Genevieve pierde una apuesta que no puede pagar. Como compromiso, acepta convencer a cualquier hombre que su oponente elija para que se vaya a casa con ella esa noche. Lo que no se da cuenta cuando el amigo de su hermana señala al hombre taciturno sentado solo en el bar, es que ese hombre no se conformará con solo una noche con ella. No, Matteo Accardi, Don de una de las pandillas más grandes de la ciudad de Nueva York, no hace encuentros de una sola noche. No con ella, de todos modos.
Sr. Ryan
Se acercó con una expresión oscura y hambrienta,
tan cerca,
sus manos alcanzaron mi rostro y presionó su cuerpo contra el mío.
Su boca se apoderó de la mía con impaciencia, con un poco de rudeza.
Su lengua me dejó sin aliento.
«Si no vas conmigo, te follaré aquí mismo». Susurró.
Katherine mantuvo su virginidad durante años, incluso después de cumplir 18 años. Pero un día, conoció a un hombre extremadamente sexual, Nathan Ryan, en el club. Tenía los ojos azules más seductores que jamás haya visto, una barbilla bien definida, cabello rubio casi dorado, labios carnosos, perfectamente dibujados, y la sonrisa más asombrosa, con dientes perfectos y esos malditos hoyuelos. Increíblemente sexy.
Ella y él tuvieron una hermosa y sexy aventura de una noche...
Katherine pensó que tal vez no volvería a ver a ese hombre.
Pero el destino tiene otro plan
Katherine está a punto de asumir el puesto de asistente de un multimillonario propietario de una de las empresas más grandes del país y conocido por ser un hombre conquistador, autoritario y completamente irresistible. ¡Es Nathan Ryan!
¿Podrá Kate resistirse a los encantos de este hombre atractivo, poderoso y seductor?
Lea para conocer una relación desgarrada entre la ira y el deseo incontrolable de placer.
Advertencia: R18+, solo para lectores maduros.
La Pequeña Pareja de Alfa Nicholas
¿Qué? No—espera… oh Diosa Luna, no.
Por favor, dime que estás bromeando, Lex.
Pero no lo está. Puedo sentir su emoción burbujeando bajo mi piel, mientras que todo lo que siento es pavor.
Doblamos la esquina y el aroma me golpea como un puñetazo en el pecho—canela y algo increíblemente cálido. Mis ojos recorren la habitación hasta que se posan en él. Alto. Imponente. Hermoso.
Y luego, tan rápido como… me ve.
Su expresión se tuerce.
—Joder, no.
Se da vuelta—y corre.
Mi compañero me ve y corre.
Bonnie ha pasado toda su vida siendo destruida y abusada por las personas más cercanas a ella, incluida su propia hermana gemela. Junto a su mejor amiga Lilly, que también vive una vida de infierno, planean escapar mientras asisten al baile más grande del año que está siendo organizado por otra manada, solo que las cosas no salen como planeaban, dejando a ambas chicas sintiéndose perdidas e inseguras sobre su futuro.
El Alfa Nicholas tiene 28 años, sin compañera, y no tiene planes de cambiar eso. Este año le toca organizar el Baile Anual de la Luna Azul y lo último que espera es encontrar a su compañera. Lo que espera aún menos es que su compañera sea 10 años menor que él y cómo su cuerpo reacciona ante ella. Mientras intenta negarse a reconocer que ha encontrado a su compañera, su mundo se pone patas arriba después de que los guardias atrapan a dos lobas corriendo por sus tierras.
Una vez que las traen ante él, se encuentra nuevamente frente a su compañera y descubre que ella esconde secretos que lo harán querer matar a más de una persona.
¿Podrá superar sus sentimientos hacia tener una compañera y una que es tan joven? ¿Su compañera lo querrá después de sentir el dolor de su rechazo no oficial? ¿Podrán ambos trabajar en dejar atrás el pasado y avanzar juntos o tendrá el destino otros planes y los mantendrá separados?
Le Di una Bofetada a Mi Prometido—Luego Me Casé con su Némesis Multimillonario
Técnicamente, Rhys Granger era mi prometido ahora—millonario, increíblemente atractivo y un sueño húmedo de Wall Street. Mis padres me empujaron hacia el compromiso después de que Catherine desapareciera, y honestamente? No me importó. Había estado enamorada de Rhys durante años. Esta era mi oportunidad, ¿verdad? ¿Mi turno de ser la elegida?
Error.
Una noche, me abofeteó. Por una taza. Una estúpida, rota y fea taza que mi hermana le dio hace años. Fue entonces cuando me di cuenta—él no me amaba. Ni siquiera me veía. Solo era un reemplazo cálido para la mujer que realmente quería. Y aparentemente, ni siquiera valía tanto como una taza de café glorificada.
Así que lo abofeteé de vuelta, lo dejé y me preparé para el desastre—mis padres perdiendo la cabeza, Rhys teniendo una rabieta de millonario, su aterradora familia planeando mi prematura desaparición.
Obviamente, necesitaba alcohol. Mucho alcohol.
Entra él.
Alto, peligroso, injustamente atractivo. El tipo de hombre que te hace querer pecar solo por existir. Lo había conocido solo una vez antes, y esa noche, él simplemente estaba en el mismo bar que mi yo borracha y compadeciéndose de sí misma. Así que hice lo único lógico: lo arrastré a una habitación de hotel y le arranqué la ropa.
Fue imprudente. Fue estúpido. Fue completamente desaconsejado.
Pero también fue: El. Mejor. Sexo. De. Mi. Vida.
Y, como resultó, la mejor decisión que había tomado.
Porque mi aventura de una noche no es solo un tipo cualquiera. Es más rico que Rhys, más poderoso que toda mi familia, y definitivamente más peligroso de lo que debería estar jugando.
Y ahora, él no me va a dejar ir.












