
Mi esposo es un Infiel
suddydaddy06 · En curso · 51.6k Palabras
Introducción
Capítulo 1
Capítulo 1
Había tenido un día agotador, ni siquiera había alcanzado a almorzar correctamente. Dayanna tenía tan solo veinticuatro años y ya tenía tres niños. James, el mayor de tan solo seis años, Lilly de tan solo cuatro años y su pequeño Albert de solo un año y medio. No le molestaba ser madre, en lo absoluto, amaba a su pequeños hijos con locura. Dedicaba su vida prácticamente a ellos y a su esposo, quién por cierto cada día se tornaba más y más distante.
Habían días que eran más agotadores que otros y este era justamente uno de esos días. Su esposo Daniel, trabaja arduamente, pero desde hace algún tiempo tiende a llegar cada vez más tarde a casa. La ausencia de su esposo la hace sentirse inmensamente sola y la carga del hogar se torna mucho más pesada.
Ya era de noche, había terminado de ayudar a sus dos hijos más grandes con su baño para luego darles de cenar y mandarlos a la cama. Los pequeños diablillos ya se habían dormido profundamente, sin embargo, Albert no. Le estaban brotando los primeros dientes y lloraba constantemente buscando consuelo en su madre. Dayanna estaba agotada, era una mujer joven, de estatura pequeña, contextura menudita, piel blanca, tan blanca como la nieve, sus hermosos ojos color miel y su largo cabello rubio, la hacían lucir angelical, a pesar de cómo se había descuidado a sí misma.
El teléfono comenzó a sonar cuando Dayanna, después de dejar a sus dos hijos acostados, bajaba las escaleras. Maldijo entre dientes, se coloco sobre la cadera al pequeño Albert y bajo los últimos escalones para descolgar el teléfono del recibidor. Se detuvo paralizada al verse reflejada en el espejo que había sobre la mesita del teléfono.
"¡Dios mío, estoy hecha un desastre!", Se dijo con desconsuelo. El pelo de un rubio opaco y despeinado, estaba húmedo y le caía sobre la frente. Tenía las mejillas coloradas y la blusa azul mojada en varios sitios, allí en donde sus tres hijos, a los que acababa de bañar, le habían salpicado. Albert empeoraba el aspecto de su madre todavía tirando más de los botones de su camisa, esforzándose por descubrir uno de sus pezones. Si ya normalmente era un niño inquieto, en esos momentos estaba, además, de cansado e impaciente a causa del crecimiento de sus dientes.
ㅡNo, Al. —Le dijo Dayanna con dulzura, aún así su voz sonó con firmeza quitando la mano del pequeño de su blusa. ㅡEspera. ㅡBesó su cabecita y descolgó el teléfono, sin dejar de fruncir el ceño ante la deplorable imagen que dejó en el espejo.
ㅡ¿Diga? —Dijo distraídamente, sin darse cuenta de la pequeña pausa que hizo la otra persona antes de responder.
ㅡ¿Dayanna? Soy yo, Charlotte.
ㅡ ¡Hola, Charlotte! Hace bastante que no tenía noticias tuyas. —Una cansada sonrisa se plasmó en su rostro.
Dayanna hizo un gesto de sorpresa y se relajó al escuchar a su amiga y al hacerlo, se dio cuenta de que, hasta ese momento había estado muy tensa, lo que hizo que volviera a ponerse tensa de nuevo. En los últimos meses la tensión era un sentimiento demasiado frecuente en su vida. Ya no recordaba la última vez que se había sentido relajada.
ㅡ¡Al, por favor! ¡Espera! —Le hace una seña al pequeño para que se quede quieto.
El niño gruñó y ella en broma le devolvió otro gruñido. En sus ojos miel se reflejaba todo el amor y la alegría que sentía por su pequeño hijo. Era el más exigente de sus tres hijos y el de peor carácter, pero lo quería tanto como a los dos mayores. ¿Cómo no iba a quererlo si tenía los mismos ojos verdes de su padre?
ㅡ¿Todavía no has acostado a esos mocosos? —Dijo Charlotte con un suspiro, manifestando claramente cuan fastidiada se sentía.
Charlotte no se molestaba en ocultar que para ella los niños eran desagradables. Aunque era el modelo de mujer triunfadora, no tenía tiempo para los niños, no se imaginaba esclavizada a una casa y a un montón de niños como su amiga Dayanna. Charlotte era una mujer bajita y pelinegra, pero con unas curvas de infarto que le abrieron más de una puerta en su exitosa carrera cómo panelista de televisión. Su vida transcurría a un nivel muy diferente que la de Dayanna, siempre consideró que el único talento de su amiga era abrir las piernas para parir niños. Charlotte era la sofisticada chica de un mundo exitoso mientras que Dayanna era la abnegada "ama de casa" y "madre" de familia.
Pero Charlotte era la mejor amiga de Dayanna y la única que le quedaba. En realidad, era la única amiga que Dayanna había logrado hacer desde los tiempos del instituto. La única que vivía en Londres, como su esposo Daniel y ella. Los demás, por lo que ella sabía, Pamela vivía en New York y Brian en Italia.
—Ya dos están en la cama y uno está a punto de irse a dormir. ㅡDijo Dayanna ㅡAl tiene hambre y está impaciente. Aunque no creo que me hayas llamado para saber si los niños se durmieron o no.
ㅡ¿Y Daniel? ¿Todavía no ha llegado? —El tono de voz intrigante que Charlotte empleó puso los pelos de Dayanna de punta.
Dayanna detectó el tono de desaprobación de su amiga y sonrió. A Charlotte no le gustaba Daniel. Saltaban chispas entre ellos cada vez que se veían. Su amiga siempre se interpuso en la relación de ambos, siempre busco aconsejarla, diciendo cosas como "mereces a alguien mejor", "Daniel no es para ti", "a este tipo solo le interesa preñarte para mantenerte atada en casa". Ya no le extrañaba escuchar a su mejor amiga hablar peste de su esposo y tenía claro que el sentimiento era recíproco. Daniel tampoco la toleraba.
ㅡ No, ㅡrespondió Dayanna, y su voz salió con cierta tristeza ㅡasí que puedes meterte con él cuanto quieras, que no te va a oír. ㅡEn realidad, era una vieja broma entre las dos amigas. Una risa seca y sin gracia escapó de los labios de la joven, mientras apretaba contra su oído el auricular del teléfono.
Dayanna nunca se había molestado porque Charlotte manifestara su opinión acerca de Daniel. Siempre había permitido que le dijera a ella lo que no se atrevía a decirle a Daniel a la cara. Pero aquella vez, un extraño silencio siguió su comentario, cosa que comenzó a inquietarle más de la cuenta.
ㅡ¿Ocurrió algo? —Le pregunto a su amiga Charlotte, quién en respuesta respiró pesadamente.
ㅡMaldita sea. ㅡDijo Charlotte entre dientes. ㅡSi, la verdad es que si. Escúchame, Dayanna. Me siento muy mal por hacer esto, pero tienes derecho a...
Justo en aquel momento un diablillo en pijama apareció en el alto de la escalera y bajó a toda velocidad, convertido en piloto de caza y disparando la ametralladora de su avión. —Necesitamos agua ㅡdió aquella escueta información a su madre, desapareciendo por el pasillo en dirección a la cocina.
ㅡMira ... ㅡDijo Charlotte con impaciencia y evidente molestia ㅡya veo que estas ocupada. Te llamo después ... O quizás mañana. Yo...
ㅡ¡No! —Intervino Dayanna de repente ㅡ¡No cuelgues! —Estaba distraída con su hijo, pero no lo suficiente como para no darse cuenta de que Charlotte quería decirle algo importante. ㅡNo cuelgues, por favor... Espera un momento que voy a ocuparme de estos mocositos hermosos y regreso. —Dejó el auricular sobre la mesa y fue a buscar a su hijo mayor a la cocina.
Dayanna no era alta, pero era esbelta y tenía una bonita figura, cada cosa en su sitio y las proporciones necesarias para su porte y contextura. A los ojos de otros era una mujer sorprendentemente bonita, teniendo en cuenta que había dado a luz a tres niños. Sin embargo, no era del todo extraño porque antes de tener su último hijo iba siempre al gimnasio local, donde nadaba, hacia aerobic y bailaba danza árabe.
ㅡ¡Te encontré con las manos en la masa! —Dijo sorprendiendo a su hijo James con las manos en la caja de galletas. Lo miró con severidad y el niño se puso colorado. ㅡEstá bien, pero llévale unas a Lily. Y no quiero ver ni una migaja en la cama ㅡdijo viéndolo salir corriendo, con una sonrisa triunfal por si su mami cambiaba de opinión.
Con Al aun en brazos Dayanna regresó y tomó el teléfono de nuevo. ㅡ¡A que estas casada con un sinvergüenza! —Exclamó Charlotte. ㅡ¡Maldita sea , Dayanna, te está tomando el pelo! ¡No está trabajando, está saliendo con una zorra oportunista que es abogada! ㅡ Aquellas palabras golpearon como látigo a Dayanna.
ㅡ¿Qué? ¿Esta noche? ㅡSe oyó decir, sintiéndose como una estúpida. La voz le temblaba y sentía que el corazón se le saldría del pecho.
ㅡNo, no esta noche en particular. ㅡRespondió Charlotte con pesar. ㅡ Algunas noches, no sé si muchas o pocas. Lo único que sé es que tiene una aventura. ¡Y todo Londres lo sabe menos tú! ¡Te está viendo la cara de imbécil y tú ni por aludida! —Se hizo un incómodo silencio. A Dayanna se le heló la sangre y el aire en los pulmones, como si le clavaran alfileres en el pecho. Dolía, está cruda confesión la lastimaba tan profundamente que deseaba largarse a llorar ahí mismo.
ㅡPerdóname, Dayanna ... ㅡDijo Charlotte con voz grave, tratando de hablar con suavidad. ㅡNo creas que me gusta esto, no importa que... —Charlotte iba a decir que poco le gustaba Daniel y cuanto le gustaría verlo caer, pero se contuvo. No era ningún secreto que no se gustaban mutuamente, y solo se soportaban por Dayanna. ㅡY no creas que te digo esto sin estar segura ㅡ añadió ㅡlos han visto en varios lugares. En algún restaurante costoso, bares... Ya sabes, demasiada intimidad para que finjas que es una reunión de negocios. Pero lo peor es lo que he visto con mis propios ojos. Mi último novio vive en el mismo sector que Clarissa Campbell, los he visto salir y entrar muchas veces del departamento de ella...
Dayanna había dejado de escuchar. No dejaba de recordar ciertas cosas, indicios que convertían lo que Charlotte decía en algo demasiado probable como para ser tomado como una simple habladuría. Detalles en los que debería de haber reparado hace varias semanas. Pero había estado demasiado ocupada, demasiado absorta en sus propios asuntos como para darse cuenta. Nunca había desconfiado del hombre cuyo amor por ella y por sus hijos no había puesto en duda jamás.
En esos momentos, se dio cuenta de muchas cosas. El frecuente mal humor de Daniel, su irritación con ella y con los niños, las veces frecuentes en las que se había perdido en su estudio en vez de acostarse con ella, el poco interés por parte del hombre a la hora de intimar y su constante indiferencia. Se estremeció de la cabeza a los pies. Cerró los ojos y recordó que, otras veces anteriores, antes de que él cambiara, Daniel había querido hacer el amor y ella le había respondido que estaba demasiado cansada. Un sollozo ahogado escapó de sus labios y se aferró al pequeño niño que cargaba en sus brazos, sintiéndose de pronto tan culpable y desolada...
Últimos capítulos
#41 Capítulo 41 Epílogo
Última actualización: 11/22/2025#40 Capítulo 40 Capitulo 40
Última actualización: 11/22/2025#39 Capítulo 39 Capitulo 39
Última actualización: 11/22/2025#38 Capítulo 38 Capitulo 38
Última actualización: 11/22/2025#37 Capítulo 37 Capitulo 37
Última actualización: 11/18/2025#36 Capítulo 36 Capitulo 36
Última actualización: 11/18/2025#35 Capítulo 35 Capitulo 35
Última actualización: 11/18/2025#34 Capítulo 34 Capitulo 34
Última actualización: 11/18/2025#33 Capítulo 33 Capitulo 33
Última actualización: 11/18/2025#32 Capítulo 32 Capitulo 32
Última actualización: 11/18/2025
Te podría gustar 😍
Yo y Mi Esposo Multimillonario
Después de lidiar con hombres indignos y mujeres despreciables, Aurora está lista para vivir su vida libremente y sin disculpas. Pero el distante y misterioso Heath se acerca con una pregunta que lo cambia todo:
—¿Cuándo nos casamos?
Dura en Disfraz
—Jade, necesito revisar tu—comenzó la enfermera.
—¡FUERA!—gruñí con tanta fuerza que ambas mujeres retrocedieron hacia la puerta.
Una vez temida por la Organización Sombra que me drogó para replicar mis habilidades en una versión más controlable, había escapado de mis ataduras y detonado toda su instalación, lista para morir junto a mis captores.
En cambio, desperté en la enfermería de una escuela con mujeres discutiendo a mi alrededor, sus voces perforando mi cráneo. Mi estallido las congeló de shock—claramente no esperaban tal reacción. Una mujer amenazó mientras se iba—Discutiremos esta actitud cuando llegues a casa.
La amarga verdad es que he renacido en el cuerpo de una chica de secundaria con sobrepeso, débil y supuestamente tonta. Su vida está llena de acosadores y verdugos que han hecho su existencia miserable.
Pero no tienen idea de con quién están tratando ahora.
No sobreviví como la asesina más letal del mundo permitiendo que alguien me pisoteara. Y ciertamente no voy a empezar ahora.
ESPOSA SUPLENTE DEL CEO
Él, le ofrece un contrato matrimonial por dos años, pero ella... ella quiere un amor para siempre.
Gianna Santos, siempre ha sido buena, dulce y cariñosa, tiene grandes sueños en la vida, pero sin dudar, la mayor de sus aspiraciones es casarse con su novio y tener una vida tranquila, viajando al rededor del mundo, conociendo los lugares más exóticos junto al ser que ama. Gianna, tiene la sospecha de que pronto recibirá una propuesta de matrimonio, pero nada más alejado de la realidad, porque todo está por venirse abajo.
Alexander Harrison, es un reconocido empresario, famoso por ser tajante en los negocios, implacable director de Harrison Corporation, y el dueño del corazón de la hermosísima Adara Black, una despampanante modelo que ha logrado enamorarlo con su dulzura, encanto y sus maravillosas curvas.
El destino está por hacer de sus jugarretas, y juntar de manera inesperada, la vida de una huérfana que sufre y un CEO en apuros, con sed de venganza, ella necesita huir, él necesita una esposa, un contrato les dará la salida a sus problemas, dos años de matrimonio y luego el divorcio, pero, ¿Qué ocurrirá cuándo el amor traspase la frontera de los límites legales?, se supone que es un matrimonio con fecha de caducidad pero, Gianna quiere un amor para siempre, quiere decir; Sí, acepto, pero esta vez, para toda la vida.
La Cachorra del Príncipe Licántropo
—Pronto estarás rogándome. Y cuando lo hagas—te usaré como me plazca, y luego te rechazaré.
—
Cuando Violet Hastings comienza su primer año en la Academia de Cambiantes Starlight, solo quiere dos cosas: honrar el legado de su madre convirtiéndose en una sanadora hábil para su manada y pasar por la academia sin que nadie la llame rara por su extraña condición ocular.
Las cosas toman un giro dramático cuando descubre que Kylan, el arrogante heredero al trono de los Licántropos que ha hecho su vida miserable desde el momento en que se conocieron, es su compañero.
Kylan, conocido por su personalidad fría y sus maneras crueles, está lejos de estar contento. Se niega a aceptar a Violet como su compañera, pero tampoco quiere rechazarla. En cambio, la ve como su cachorrita y está decidido a hacer su vida aún más un infierno.
Como si lidiar con el tormento de Kylan no fuera suficiente, Violet comienza a descubrir secretos sobre su pasado que cambian todo lo que pensaba que sabía. ¿De dónde viene realmente? ¿Cuál es el secreto detrás de sus ojos? ¿Y ha sido toda su vida una mentira?
Perfecto bastardo
—Dime que no te acostaste con él, maldita sea —exigió entre dientes apretados.
—¡Vete al diablo, hijo de puta! —le respondí, intentando liberarme.
—¡Dilo! —gruñó, usando una mano para sujetar mi barbilla.
—¿Crees que soy una zorra?
—¿Entonces es un no?
—¡Vete al infierno!
—Bien. Eso es todo lo que necesitaba escuchar —dijo, levantando mi top negro con una mano, exponiendo mis pechos y enviando una oleada de adrenalina a través de mi cuerpo.
—¿Qué demonios estás haciendo? —jadeé mientras él miraba mis pechos con una sonrisa satisfecha.
Pasó un dedo sobre una de las marcas que había dejado justo debajo de uno de mis pezones.
¿El bastardo estaba admirando las marcas que me había dejado?
—Envuélveme con tus piernas —ordenó.
Se inclinó lo suficiente como para tomar mi pecho en su boca, chupando con fuerza un pezón. Me mordí el labio inferior para ahogar un gemido mientras él mordía, haciéndome arquear el pecho hacia él.
—Voy a soltar tus manos; no te atrevas a intentar detenerme.
Bastardo, arrogante y completamente irresistible, el tipo exacto de hombre con el que Ellie juró que nunca volvería a involucrarse. Pero cuando el hermano de su amiga regresa a la ciudad, se encuentra peligrosamente cerca de sucumbir a sus deseos más salvajes.
Ella es irritante, inteligente, sexy, completamente loca, y también está volviendo loco a Ethan Morgan.
Lo que comenzó como un simple juego ahora lo atormenta. No puede sacarla de su cabeza, pero nunca permitirá que nadie entre en su corazón de nuevo.
Incluso cuando ambos luchan con todas sus fuerzas contra esta ardiente atracción, ¿podrán resistirse?
Placeres culposos
¿Todo ha sido un error? ¿O quizás solo parte del destino? La ida por un vaso de agua, resultó en el inicio de un deseo culposo con consecuencias irreversibles.
Soy Erika Martín de 21 años, soy una latina, proveniente de Venezuela, me mudé de mi país buscando el sueño Americano ante una oportunidad de empleo como servicio doméstico en la mansión uzcategui, sin saber que mi destino cambiaría por completo, al conocer a Alejandro Uzcategui, el heredero y magnate de negocios más prestigioso dela ciudad, con una ciudad tan grande y él puso sus ojos en mi, su humilde y tímida empleada, que no sabe decirle que no, todo con él era perfecto, pero él tiene dos grandes defectos, es casado y jodidamente posesivo, me llama bomboncito y me reclama como suya. Estoy locamente enamorada de él y temo por la repercusiones de lo que vendrá, ya que se que no me dejará escapar, menos cuando sepa mi gran secreto.
Accardi
—Te costará algo —susurró antes de tirar de su lóbulo con los dientes.
Sus rodillas temblaron y, si no fuera por su agarre en su cadera, habría caído. Él empujó su rodilla entre sus muslos como un soporte secundario en caso de que decidiera necesitar sus manos en otro lugar.
—¿Qué quieres? —preguntó ella.
Sus labios rozaron su cuello y ella gimió mientras el placer que sus labios provocaban se hundía entre sus piernas.
—Tu nombre —exhaló él—. Tu verdadero nombre.
—¿Por qué es importante? —preguntó ella, revelando por primera vez que su corazonada era correcta.
Él se rió contra su clavícula.
—Para saber qué nombre gritar cuando vuelva a entrar en ti.
Genevieve pierde una apuesta que no puede pagar. Como compromiso, acepta convencer a cualquier hombre que su oponente elija para que se vaya a casa con ella esa noche. Lo que no se da cuenta cuando el amigo de su hermana señala al hombre taciturno sentado solo en el bar, es que ese hombre no se conformará con solo una noche con ella. No, Matteo Accardi, Don de una de las pandillas más grandes de la ciudad de Nueva York, no hace encuentros de una sola noche. No con ella, de todos modos.
Un Fin de Semana con el Billonario
Abro la boca para responder, pero lo único que sale es una respiración tambaleante y un pequeño suspiro. Se ríe, con un estruendo sordo y sordo, y luego se inclina y me besa en la mitad de la espalda.
Vuelvo a sentir su punta en la puerta de mi casa. Lo empuja un poco y mi cuerpo vuelve a la vida. Mis músculos reaccionan ante su presencia, contrayéndose y aflojándose, como si mi cuerpo tratara de absorberlo profundamente.
Es el jefe de mi marido, así que se supone que esto está mal.
Entonces, ¿por qué se siente tan bien?
Braxton Merriweather siempre consigue lo que quiere. Ahora quiere a Julia Thompson, la esposa de uno de sus trabajadores. Desde el momento en que la vio por primera vez, supo que tenía que poseerla en todos los sentidos.
Cuando Jeff Thompson acepta el trato que le propone, Braxton se sorprende. Se sorprende aún más cuando la Sra. Thompson está de acuerdo.
Pero ahora que la ha probado, quiere más. ¿Cómo puede poseer a una mujer que ya está casada con otra persona?
Julia se siente atrapada por su matrimonio con su novia del instituto. En los dos años transcurridos desde que se casaron, él ha cambiado, y no para mejor. Cuando el multimillonario Braxton Merriweather muestra interés en ella, se siente halagada. E intrigado. ¿Es posible que uno de los hombres más ricos del mundo la quiera de verdad?
Y si es así... ¿qué hace con su marido?
Un fin de semana con el multimillonario es una historia sexy para lectores maduros.
Le Di una Bofetada a Mi Prometido—Luego Me Casé con su Némesis Multimillonario
Técnicamente, Rhys Granger era mi prometido ahora—millonario, increíblemente atractivo y un sueño húmedo de Wall Street. Mis padres me empujaron hacia el compromiso después de que Catherine desapareciera, y honestamente? No me importó. Había estado enamorada de Rhys durante años. Esta era mi oportunidad, ¿verdad? ¿Mi turno de ser la elegida?
Error.
Una noche, me abofeteó. Por una taza. Una estúpida, rota y fea taza que mi hermana le dio hace años. Fue entonces cuando me di cuenta—él no me amaba. Ni siquiera me veía. Solo era un reemplazo cálido para la mujer que realmente quería. Y aparentemente, ni siquiera valía tanto como una taza de café glorificada.
Así que lo abofeteé de vuelta, lo dejé y me preparé para el desastre—mis padres perdiendo la cabeza, Rhys teniendo una rabieta de millonario, su aterradora familia planeando mi prematura desaparición.
Obviamente, necesitaba alcohol. Mucho alcohol.
Entra él.
Alto, peligroso, injustamente atractivo. El tipo de hombre que te hace querer pecar solo por existir. Lo había conocido solo una vez antes, y esa noche, él simplemente estaba en el mismo bar que mi yo borracha y compadeciéndose de sí misma. Así que hice lo único lógico: lo arrastré a una habitación de hotel y le arranqué la ropa.
Fue imprudente. Fue estúpido. Fue completamente desaconsejado.
Pero también fue: El. Mejor. Sexo. De. Mi. Vida.
Y, como resultó, la mejor decisión que había tomado.
Porque mi aventura de una noche no es solo un tipo cualquiera. Es más rico que Rhys, más poderoso que toda mi familia, y definitivamente más peligroso de lo que debería estar jugando.
Y ahora, él no me va a dejar ir.
La Pequeña Pareja de Alfa Nicholas
¿Qué? No—espera… oh Diosa Luna, no.
Por favor, dime que estás bromeando, Lex.
Pero no lo está. Puedo sentir su emoción burbujeando bajo mi piel, mientras que todo lo que siento es pavor.
Doblamos la esquina y el aroma me golpea como un puñetazo en el pecho—canela y algo increíblemente cálido. Mis ojos recorren la habitación hasta que se posan en él. Alto. Imponente. Hermoso.
Y luego, tan rápido como… me ve.
Su expresión se tuerce.
—Joder, no.
Se da vuelta—y corre.
Mi compañero me ve y corre.
Bonnie ha pasado toda su vida siendo destruida y abusada por las personas más cercanas a ella, incluida su propia hermana gemela. Junto a su mejor amiga Lilly, que también vive una vida de infierno, planean escapar mientras asisten al baile más grande del año que está siendo organizado por otra manada, solo que las cosas no salen como planeaban, dejando a ambas chicas sintiéndose perdidas e inseguras sobre su futuro.
El Alfa Nicholas tiene 28 años, sin compañera, y no tiene planes de cambiar eso. Este año le toca organizar el Baile Anual de la Luna Azul y lo último que espera es encontrar a su compañera. Lo que espera aún menos es que su compañera sea 10 años menor que él y cómo su cuerpo reacciona ante ella. Mientras intenta negarse a reconocer que ha encontrado a su compañera, su mundo se pone patas arriba después de que los guardias atrapan a dos lobas corriendo por sus tierras.
Una vez que las traen ante él, se encuentra nuevamente frente a su compañera y descubre que ella esconde secretos que lo harán querer matar a más de una persona.
¿Podrá superar sus sentimientos hacia tener una compañera y una que es tan joven? ¿Su compañera lo querrá después de sentir el dolor de su rechazo no oficial? ¿Podrán ambos trabajar en dejar atrás el pasado y avanzar juntos o tendrá el destino otros planes y los mantendrá separados?
Sr. Ryan
Se acercó con una expresión oscura y hambrienta,
tan cerca,
sus manos alcanzaron mi rostro y presionó su cuerpo contra el mío.
Su boca se apoderó de la mía con impaciencia, con un poco de rudeza.
Su lengua me dejó sin aliento.
«Si no vas conmigo, te follaré aquí mismo». Susurró.
Katherine mantuvo su virginidad durante años, incluso después de cumplir 18 años. Pero un día, conoció a un hombre extremadamente sexual, Nathan Ryan, en el club. Tenía los ojos azules más seductores que jamás haya visto, una barbilla bien definida, cabello rubio casi dorado, labios carnosos, perfectamente dibujados, y la sonrisa más asombrosa, con dientes perfectos y esos malditos hoyuelos. Increíblemente sexy.
Ella y él tuvieron una hermosa y sexy aventura de una noche...
Katherine pensó que tal vez no volvería a ver a ese hombre.
Pero el destino tiene otro plan
Katherine está a punto de asumir el puesto de asistente de un multimillonario propietario de una de las empresas más grandes del país y conocido por ser un hombre conquistador, autoritario y completamente irresistible. ¡Es Nathan Ryan!
¿Podrá Kate resistirse a los encantos de este hombre atractivo, poderoso y seductor?
Lea para conocer una relación desgarrada entre la ira y el deseo incontrolable de placer.
Advertencia: R18+, solo para lectores maduros.












