

Mr. Brooks: Cuando las apariencias engañan
maracaballero32 · Completado · 140.0k Palabras
Introducción
Evelyn y Jack comienzan a tener roces que se vuelven una declaración de guerra dentro de la editorial, pero, cuando menos lo piensan, cruzan esa línea jefe-empleada, llevándolos a situaciones que se salen de sus manos al mismo tiempo que descubren que las apariencias engañan.
Capítulo 1
Evelyn Peterson
—Jefa, aquí están los documentos que me ha pedido. —Brice, mi asistente me entregaba una carpeta con los últimos reportes de ventas de libros del mes. Le di las gracias.
—Brice, ¿Vas a salir a comer? —Ella sonrió tímidamente.
—Iré almorzar con mi novio. Hoy cumplimos tres meses, e iremos al restaurante de la otra cuadra. Te la debo, jefa. —Sonrió apenada, mientras su dedo tocó un mechón de su cabello pelirrojo, luego, salió del despacho.
Odiaba comer sola. Revisé las ventas del último mes, y una sonrisa apareció en mi rostro. Eran excelentes noticias para la junta de las cuatro de la tarde con William.
El teléfono sonó.
—Evelyn Peterson, Editora No ficción.
—Evelyn, ¿Podrías venir a la oficina, por favor? —La voz preocupada de William me alertó.
—Por supuesto. En un minuto estoy ahí.
—Gracias, hija.
Y colgamos. Mi frente se arrugó por el tono de voz de William. ¿Qué le preocupaba? Todo estaba más que bien en la editorial. ¿Su vida familiar? No lo dudaba. Solo conocía a dos de los tres hijos: Logan Brooks, el hijo mayor de William, y a la hija del medio, Idaly Brooks. Eran demasiado simpáticos. Con Logan tenía una amistad. Él había sido testigo de cómo mi vida laboral había sido transformada hasta la actualidad. E Idaly Brooks, solo cuando necesitaba algo de William y, de vez en cuando pasaba por la oficina para convencerme en ir de compras con ella algún día. Sonreí a este pensamiento. Pero el hijo menor, era un enigma. Solo lo conocía por fotos, y nunca lo había visto en la editorial desde que trabajaba para William. Y su esposa, Ellie Brooks…me odiaba. Esa mujer sí que me tenía odio puro.
Me levanté de mi lugar, alisé mi falda estilo lápiz en color gris y la camisa blanca de seda la acomodé bien dentro de mí falda. Salí al pasillo que me llevaría a la oficina principal. Llegué y la secretaria de William, una señora ya mayor, me regalaba como siempre una sonrisa muy cálida.
—Buenos días, señorita Peterson.
—Ya te he dicho que puedes llamarme solo Evelyn, Jana.
Ella sonrió sonrojándose.
—Disculpe. Sabe que aún no me acostumbro. Pasa Evelyn, el señor Brooks la está esperando.
Le guiñé un ojo de manera divertida que no dudó en regresar tal gesto. Toqué la puerta, y esperé a que me diera permiso para entrar.
—Pasa, Evelyn. —la voz de William se escuchó del otro lado de la puerta.
Abrí la puerta, y William caminaba de un lado a otro, y al ver que era yo, me hizo señas de que tomara asiento. Estaba en una llamada. —…lo sé. Pero podrías tomar en prioridad lo que te he pedido por meses, hijo. No, no. —se sentó en el sillón individual que estaba a mi lado. Puso los ojos en blanco al mirarme refiriéndose a la llamada—…si, si, espero verte a las siete en punto, Jack. No tolero la impuntualidad. Y lo sabes… sí. Está bien. Gracias, te quiero.
Y colgó.
Dejó el móvil en la mesa de cristal que adornaba la sala de cuero negro. Su mirada se perdió en él por varios segundos.
— ¿Estás bien, William?
—Sí, claro hija. —su mirada se instaló en mí y me regaló una sonrisa cálida. Ese era William. Un jefe, amigo, y maestro en los negocios. Me había acogido bajo el ala cuando mi madre y amiga de él, falleció.
—Te noto preocupado.
—Es solo que me tiene lo del día sábado. El evento anual de la Editorial. Faltan detalles que hay que solucionar. ¿Has almorzado ya? —Negué sonriendo. — ¿Pides algo para los dos? No he podido almorzar. Y sé perfectamente que tú no comes sola.
Sonreí. Me conocía bastante bien.
— ¿Comida china? —Él soltó una risa.
—Sabes que nunca diría que no, hija. Pídeme dos del cuatro, y un rollo extra.
Me levanté hasta el escritorio y ordené al restaurante que quedaba a dos cuadras de la Editorial. Me senté de nuevo, me recargué en el respaldo del sillón y crucé mi pierna. Alisé la falda distraída.
—Evelyn…
Levanté la mirada hacia él.
—Dime.
—He tomado una decisión. Y necesito compartirla contigo.
Asentí lentamente.
—Sabes que puedes contar conmigo. Suelta…—sonrió nervioso mientras entrelazó sus manos.
—Voy a retirarme. —Eso no era novedad.
Había rumores desde hace más del mes, y solo faltaba confirmarlo.
— ¿Estás seguro? —él asintió en silencio, luego, se levantó caminando hasta la gran ventana que daba a la ciudad, se detuvo observando por varios segundos mientras me daba la espalda.
—Ellie me ha dado un ultimátum. Cree que prefiero el trabajo que, a mi familia, son peleas constantes. Aparte…—se volvió hacia donde estaba sentada—…quiero descansar. Quiero ir un fin de semana de pesca, sin estar preocupado por la Editorial.
—Me entristecerá no verte todos los días, nuestros desayunos… nuestras platicas.
—Lo sé hija, pero seguirán los domingos ¿No? —sonreí. Todos los domingos se escapaba a mi departamento a desayunar chilaquiles, receta que heredé de mi madre. Mi madre, Marie Peterson, había fallecido hace tres años por cáncer y, desde entonces no faltaba al desayuno aún en su ausencia, su pérdida nos había afectado demasiado, así qué, él fue mi apoyo incondicional y sé qué yo para él, no quería experimentar jamás el perder a tu alma gemela. Marie y William, lo eran.
—Eso ni se pregunta, William. —Me sentí nostálgica, apenas sonreí y él lo notó.
—Pero hay otra cosa…—arrugué mi entrecejo intrigada.
—Jack, mi hijo menor, tomará mi lugar.
Arqueé una ceja sorprendida e irónica al mismo tiempo.
— ¿Jack?
—Sí, sé que es una sorpresa, yo estaba igual. Necesitaré que le enseñes lo principal. Ha aceptado hacerlo, sabes que Logan sigue en el proyecto de la arquitectura de la editorial en Londres, y nunca le ha interesado estar al frente de esta empresa. Menos a mi pequeña Idaly…
Asentí en silencio. No quise decir más, pero necesitaba saber.
—Me parece bien. Necesitas realmente descansar…
— ¿Evelyn? —me llamó la atención, y lo miré—…Ocuparás el puesto de Editora en jefe de Editorial Brooks.
—William, yo…—él levanta una mano para que no siga.
—Nada de que no…te has esmerado cuatro años, haces un excelente trabajo, por ti es que nos hemos podido expandir a otras ciudades, y ahora la nueva sucursal en Londres. Si sigues así, podrías tomar el sueño de manejarla por completo.
Negué con las lágrimas a punto de salir.
—Yo…
—No me lo agradezcas. Y no llores… porque me harás llorar a mí también.
Nos abrazamos. En William había encontrado a un padre. Siempre orientándome, cuidando de mí y apoyando mis metas y sueños.
Y las muchas veces me repetía que es como si fuese otra hija más para él.
Después de la junta de las cuatro de la tarde, me había concentrado en repasar los detalles de la sucursal de Londres. Pronto tendría que viajar a contratar el nuevo personal y a los jefes de cada departamento. Era algo que me emocionaba. Conocer Londres….
Miré el reloj de la tableta y me llevé una sorpresa, eran más de las siete de la noche. Tomé mis cosas y ordené a toda prisa mi escritorio. Me puse mi gabardina, tomé mi maletín y una carpeta con los pendientes que iba a terminar en el departamento. Sabía que me iba a tocar desvelarme, pero necesitaba darle un poco más de prioridad a la nueva sucursal. Estaba bajo mi mando…Tomé el elevador, mientras bajaba, comencé a leer un documento en mi celular. Las puertas se abrieron y al salir choqué con alguien, tiró mi carpeta y torpemente casi doy al suelo intentando evitar que cayera.
—Disculpa…—murmuré a toda prisa recogiendo los papeles del suelo.
—Discúlpame a mí…
Terminé de rejuntar. Estaba a punto de salir cuando caí en cuenta, me volví hacia la persona.
—Si buscas a alguien, no hay nadie más, excepto el personal de seguridad nocturna. —era un hombre alto, en un traje elegante. Tenía una gabardina oscura. Y usaba una barba de días. No presté de atención en el resto de él, necesitaba irme antes de embotellarme en el tráfico camino a casa.
—Gracias, no había notado que era tarde.
—De nada, buenas noches.
Casi salía por las puertas dobles de cristal, cuando el tipo habló.
—Buenas noches, Peterson.
Me detuve. El tipo sabía mi apellido. Me volví a él, con media puerta abierta.
— ¿Lo conozco? —Caminó la distancia que nos separaba. Intenté recordar quien era, pero era imposible. No había cruzado con un tipo tan atractivo y que pareciese modelo de revista. Al llegar a mí, descubrí unos ojos azules intensos. Él sonrió…
—No. Pero yo sí… de hecho eres una celebridad en las cenas familiares de los viernes.
— ¿Perdón?
—Eso, lo que has escuchado. Te conozco desde hace cuatro años, entre discusiones y halagos.
—Disculpa, pero sigo sin entender. —Pero no dijo más. Sus ojos me escanearon de pies a cabeza, esa acción provocó irritarme.
— ¿Me has repasado? ¿Qué es lo que te pasa? —Solté molesta. Él solo se limitó a sonreír y eso me enfureció aún más.
—No es malo mirar a una hermosa mujer como tú…—Entrecerré los ojos.
— ¿Quién eres?
—Disculpa mi falta de educación, soy Brooks. —Extendió su mano para tomar la mía. Pero dudé. —Jack Brooks. —Me tensé al escuchar su nombre, si qué se veía diferente de las fotos de la oficina de William.
—Yo soy…—Me interrumpió.
—Sé quién eres—alcé las cejas con sorpresa. —Eres Evelyn Peterson, editora de no ficción...y la mujer que mi padre defiende con mucha decisión y vehemencia. —el tono que usó al final, me hizo entender otra cosa...Ellie Brooks, lo había pasado a su lado oscuro.
Últimos capítulos
#88 Último capítulo extra de la historia
Última actualización: 2/14/2025#87 Capítulo Extra 9
Última actualización: 2/14/2025#86 Capítulo Extra 8
Última actualización: 2/14/2025#85 Capítulo Extra 7
Última actualización: 2/14/2025#84 Capítulo Extra 6
Última actualización: 2/14/2025#83 Capítulo Extra 5
Última actualización: 2/14/2025#82 Capítulo Extra 4
Última actualización: 2/14/2025#81 Capítulo Extra 3
Última actualización: 2/14/2025#80 Capítulo extra 2
Última actualización: 2/14/2025#79 Capítulo extra
Última actualización: 2/14/2025
Te podría gustar 😍
Secretaria ¿Te quieres acostar conmigo?
Tal vez por eso ninguna le duraba más de dos semanas, es que se cansaba rápidamente de ellas, sin embargo, Valeria se negó, provocando que él la persiguiera pensando distintas estrategias para lograr su cometido, eso sin dejar de lado su diversión con las demás mujeres.
Sin darse cuenta, Valeria se convirtió en su mano derecha y él la necesitaba hasta para respirar, no obstante no reconoció su amor hasta que ella llegó a su límite y partió.
Mimada por multimillonarios tras ser traicionada
Emily y su multimillonario esposo estaban en un matrimonio contractual; ella esperaba ganarse su amor a través del esfuerzo. Sin embargo, cuando su esposo apareció con una mujer embarazada, ella se desesperó. Después de ser expulsada, Emily, sin hogar, fue acogida por un misterioso multimillonario. ¿Quién era él? ¿Cómo conocía a Emily? Y lo que es más importante, Emily estaba embarazada.
Una Reina de Hielo en Venta
Alice es una hermosa patinadora artística de dieciocho años. Su carrera está a punto de culminar cuando su cruel padrastro la vende a una familia adinerada, los Sullivan, para que se convierta en la esposa de su hijo menor. Alice asume que hay una razón por la que un hombre apuesto quiere casarse con una chica extraña, especialmente si la familia forma parte de una conocida organización criminal. ¿Encontrará la manera de derretir los corazones helados y dejarla ir? ¿O podrá escapar antes de que sea demasiado tarde?
Regla número 1 - Sin Compañeros
«Déjame ir», lloriqueo, mi cuerpo tiembla de necesidad. «No quiero que me toques».
Me caigo sobre la cama y luego me doy la vuelta para mirarlo fijamente. Los tatuajes oscuros de los hombros cincelados de Domonic se estremecen y se expanden con el movimiento de su pecho. Su profunda sonrisa llena de arrogancia se extiende detrás de sí mismo para cerrar la puerta.
Mordiéndose el labio, se dirige hacia mí, con la mano pegada a la costura de sus pantalones y a la protuberancia que hay allí.
«¿Estás seguro de que no quieres que te toque?» Susurra, desatando el nudo y metiendo una mano dentro. «Porque juro por Dios que eso es todo lo que quería hacer. Todos los días, desde el momento en que entraste en nuestro bar, percibí tu sabor perfecto desde el otro lado de la habitación».
Draven, nuevo en el mundo de las palancas de cambio, es un humano que huye. Una chica hermosa a la que nadie podría proteger. Domonic es el frío alfa de la manada de lobos rojos. Una hermandad de doce lobos que viven según doce reglas. Reglas que juraron que NUNCA podrían romperse.
Especialmente, regla número uno: No hay amigos
Cuando Draven conoce a Domonic, sabe que ella es su compañera, pero Draven no tiene ni idea de lo que es una pareja, solo que se ha enamorado de un cambiaformas. Un alfa que le romperá el corazón al hacer que se vaya. Prometiéndose a sí misma que nunca lo perdonará, desaparece.
Pero no sabe nada del bebé que está embarazada ni de que, desde el momento en que se fue, Domonic decidió que las reglas estaban hechas para romperlas, ¿y ahora volverá a encontrarla? ¿Lo perdonará?
La Redención de la Ex-Esposa: Un Amor Renacido
El dolor de mi embarazo fuera del matrimonio es una herida de la que nunca puedo hablar, ya que el padre del niño desapareció sin dejar rastro. Justo cuando estaba a punto de quitarme la vida, Henry apareció, ofreciéndome un hogar y prometiendo tratar a mi hijo sin padre como si fuera suyo.
Siempre le he estado agradecida por salvarme ese día, por eso he soportado la humillación de este matrimonio desigual durante tanto tiempo.
Pero todo cambió cuando su antigua llama, Isabella Scott, regresó.
Ahora, estoy lista para firmar los papeles del divorcio, pero Henry exige diez millones de dólares como precio de mi libertad—una suma que nunca podría reunir.
Lo miré a los ojos y dije fríamente—Diez millones de dólares para comprar tu corazón.
Henry, el heredero más poderoso de Wall Street, es un ex paciente cardíaco. Nunca sospechará que su llamada ex esposa vergonzosa orquestó el corazón que late en su pecho.
Jackson Johnson
Niñera para el jefe de la mafia
Emplea a la joven Victoria para que cuide a su hijo. Después de pasar una noche de borrachera juntos, está embarazada de él.
Sus vidas están entrelazadas ahora y terminan en un matrimonio sin amor. Ella encuentra consuelo en los brazos de otro.
Lee para descubrir qué sucede cuando la niñera y la esposa del jefe de la mafia llevan al enemigo directamente a la puerta de su casa.
Cicatrices
Amelie solo quería vivir una vida sencilla fuera del foco de atención de su linaje alfa. Sintió que tenía eso cuando encontró a su primer compañero. Después de años juntos, su pareja no era el hombre que decía ser. Amelie se ve obligada a realizar el ritual de rechazo para hacerse sentir. Su libertad tiene un precio, uno de los cuales es una fea cicatriz negra.
«¡Nada! ¡No hay nada! ¡Tráela de vuelta!» Grito con cada parte de mi ser. Lo supe antes de que dijera nada. La sentí en mi corazón despedirse y soltarla. En ese momento, un dolor inimaginable se apoderó de mi corazón.
Alpha Gideon Alios pierde a su pareja, en el que debería ser el día más feliz de su vida, el nacimiento de sus gemelos. Gideon no tiene tiempo para llorar, se queda sin pareja, solo y es padre recién soltero de dos hijas pequeñas. Gideon no deja que su tristeza se manifieste como si fuera una muestra de debilidad, y es el Alfa de la Guardia Durit, el ejército y brazo investigador del Consejo; no tiene tiempo para la debilidad.
Amelie Ashwood y Gideon Alios son dos hombres lobo rotos a los que el destino ha torcido. Esta es su segunda oportunidad de amar, ¿o es la primera? Cuando estos dos compañeros predestinados se unen, siniestros complots cobran vida a su alrededor. ¿Cómo se unirán para mantener a salvo lo que consideran lo más preciado?
Sr. Ryan
Se acercó con una expresión oscura y hambrienta,
tan cerca,
sus manos alcanzaron mi rostro y presionó su cuerpo contra el mío.
Su boca se apoderó de la mía con impaciencia, con un poco de rudeza.
Su lengua me dejó sin aliento.
«Si no vas conmigo, te follaré aquí mismo». Susurró.
Katherine mantuvo su virginidad durante años, incluso después de cumplir 18 años. Pero un día, conoció a un hombre extremadamente sexual, Nathan Ryan, en el club. Tenía los ojos azules más seductores que jamás haya visto, una barbilla bien definida, cabello rubio casi dorado, labios carnosos, perfectamente dibujados, y la sonrisa más asombrosa, con dientes perfectos y esos malditos hoyuelos. Increíblemente sexy.
Ella y él tuvieron una hermosa y sexy aventura de una noche...
Katherine pensó que tal vez no volvería a ver a ese hombre.
Pero el destino tiene otro plan
Katherine está a punto de asumir el puesto de asistente de un multimillonario propietario de una de las empresas más grandes del país y conocido por ser un hombre conquistador, autoritario y completamente irresistible. ¡Es Nathan Ryan!
¿Podrá Kate resistirse a los encantos de este hombre atractivo, poderoso y seductor?
Lea para conocer una relación desgarrada entre la ira y el deseo incontrolable de placer.
Advertencia: R18+, solo para lectores maduros.
Mis Gemelos Alfa Posesivos Para Pareja
Empezar de Nuevo
© 2020-2021 Val Sims. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta novela puede reproducirse, distribuirse o transmitirse de ninguna forma ni por ningún medio, incluidas las fotocopias, la grabación u otros métodos electrónicos o mecánicos, sin el permiso previo por escrito del autor y los editores.
Hilos del Destino
Tengo magia, tal como mostraron las pruebas, pero nunca se ha alineado con ninguna especie mágica conocida.
No puedo respirar fuego como un Cambiante dragón, ni lanzar maldiciones a las personas que me molestan como las Brujas. No puedo hacer pociones como una Alquimista ni seducir a la gente como una Súcubo. No quiero parecer desagradecida con el poder que tengo; es interesante y todo eso, pero realmente no tiene mucho impacto y, la mayor parte del tiempo, es prácticamente inútil. Mi habilidad mágica especial es la capacidad de ver hilos del destino.
La mayor parte de la vida es lo suficientemente molesta para mí, y lo que nunca se me ocurrió es que mi pareja es un grosero y pomposo incordio. Es un Alfa y el hermano gemelo de mi amigo.
“¿Qué estás haciendo? ¡Este es mi hogar, no puedes entrar así!” Intento mantener mi voz firme, pero cuando se da la vuelta y me fija con sus ojos dorados, me echo atrás. La mirada que me lanza es imperiosa y automáticamente bajo los ojos al suelo, como es mi costumbre. Luego me obligo a mirar de nuevo hacia arriba. Él no se da cuenta de que lo estoy mirando porque ya ha desviado la mirada de mí. Está siendo grosero, me niego a mostrar que me está asustando, aunque definitivamente lo está haciendo. Echa un vistazo alrededor y, al darse cuenta de que el único lugar donde sentarse es la pequeña mesa con sus dos sillas, señala hacia ella.
“Siéntate.” me ordena. Lo miro con desprecio. ¿Quién se cree para darme órdenes así? ¿Cómo puede alguien tan obnoxioso ser mi alma gemela? Tal vez todavía estoy dormida. Me pellizco el brazo y mis ojos se humedecen un poco por el escozor del dolor.