La compañera de reemplazo de Alfa
744 Vistas · Completado · Oguike Queeneth
«Romano...» Me quejé cuando puso sus dedos debajo de mis bragas.
«Oh, Dios mío, mis dedos podían sentir tu humedad, mi amor». Su voz era ronca cuando empezó a frotar mi clítoris con el pulgar y los otros dedos dentro de mi jugoso núcleo que goteaba.
«Dios mío, ¿por qué eres tan dulce?» Preguntó con su voz ronca mientras posaba sus ojos en mi desnudez.
Comenzó a besarme y trazó una línea desde mi...
«Oh, Dios mío, mis dedos podían sentir tu humedad, mi amor». Su voz era ronca cuando empezó a frotar mi clítoris con el pulgar y los otros dedos dentro de mi jugoso núcleo que goteaba.
«Dios mío, ¿por qué eres tan dulce?» Preguntó con su voz ronca mientras posaba sus ojos en mi desnudez.
Comenzó a besarme y trazó una línea desde mi...