Capítulo 978: Tómeme con ahínco

Kevin separó una vez más los muslos de su madrina, hundiendo sus dedos en su húmedo vello púbico para acariciar los labios suaves y resbaladizos. Podía sentir cómo se abrían y cerraban, liberando abundante excitación, haciendo que sus dedos se mojaran y resbalaran.

—Kevin, deja de torturar a tu mad...

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