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Amando a mi Sugar Daddy

Amando a mi Sugar Daddy

23k Vistas · En curso · Oguike Queeneth
Tengo veinte años, él tiene cuarenta, pero estoy loca por el hombre que tiene el doble de mi edad.

—Estás tan mojada por mí, Calabacita —susurró Jeffrey.
—Deja que papi te haga sentir mejor —gemí, arqueando mi espalda contra la pared mientras intentaba bajar mis caderas sobre sus dedos.
Empezó a mover sus dedos más rápido y mi mente estaba en un frenesí.
—Gime mi nombre —murmuró.
—J... Jeffrey —dije, él empujó abruptamente su pelvis contra mí, echando su cabeza hacia atrás para mirarme.
—Ese no es mi nombre —gruñó, sus ojos estaban llenos de lujuria y su aliento pesado en mis mejillas.
—Papi —gemí.
Mi pequeña mascota [Sugar Daddy, Mafia]

Mi pequeña mascota [Sugar Daddy, Mafia]

1.6k Vistas · En curso · Vya
«¿No puedo quedarme en dormitorios?» Él sacudió la cabeza diciendo que no y ella miró tímidamente el apartamento cerrado con llave. Pero entonces, su barbilla estaba levantada. «Recuerda», sus ojos se clavaron en los de ella mientras le agarraba con fuerza la barbilla. «Debes seguir todas las reglas, Jule». Se estremeció ante su mirada, que corría de arriba abajo hacia ella. «Si no lo haces», se acercó a su oreja y ella, tímidamente, levantó la mano entre el pecho. «Papá se enojará». Su nariz le rozó el cuello y sus mejillas se pusieron rosadas. «Y el castigo será peor».

Annah Jule es una estudiante universitaria que se mudó a París para estudiar en el extranjero. Todo parecía perfecto en su vida hasta que su padre engañó a su madre y ambos se divorciaron. El hecho de que su madre estuviera enferma con sus cuentas universitarias impagas le había complicado la vida y, al final, Jule no tuvo más remedio que ser una bebé de azúcar para Wayn Koln.
DADDY

DADDY

14.1k Vistas · En curso · franchesca_123_jiji
El sube sus labios hasta mi mandíbula, aprieta más mis senos y acaricia mi mejilla, lo único que yo logro hacer es soltar un leve gemido- Me vuelves loco .—.- ¡Papi!..—Suspiro y el succiona en mi vientre. El comienza a deshacerse de mis bragas poco a poco.- No quiero verte llorar por una estupidez como la de hoy .— Susurra y mis bragas quedan pérdidas en la habitación.—No quiero que vuelvas a dejarte llevar por lo que diga la gente .—Entonces sus dedos de su mano izquierda se colocan en mi entrada, mientras su mano derecha se dirige a mi sostén .—Tienes que entender que nosotros somos responsable de lo que nosotros hagamos, y a nadie le importa nuestros asuntos.- Pero papi....- ¡Isabella Beckett! .— Dice, y se que su paciencia se estaba agotando. Tragué saliva, el se coloca encima de mi, y se introduce dentro mío sin avisarme, gemí y arqueo mi espalda. Coloca su rostro en el hueco de mi cuello, y me comienza a besar cariñosamente.- Prométeme que no te volverás nunca más a dejarte llevar por lo que las demás personas te digan, ni lo que escuches de las demás personas, sobre nosotros.—Dice y me mira a los ojos, esos ojos color miel penetrantes que podrían matar de solo verlo. Sonrío y lo beso, el sonríe entre el beso, y yo comienzo a reír.- Lo prometo papi...— Reí y el vuelve a besarme.- Hazlo oficial .— Dice y yo sonrío Entonces levanto mi dedo meñique y el me corresponde con su dedo meñique . Ahora si voy a follarte hasta que pensemos que has quedado invalida
Mi jefe, Suggar Daddy

Mi jefe, Suggar Daddy

9.8k Vistas · En curso · Fran Pereira
Mi jefe me chupa con maestría. Puedo sentir su lengua penetrándome, alterna sus dedos y su lengua a medida que me pone más cachonda y húmeda.


Me siento en su regazo con las piernas abiertas alrededor de sus caderas y nuestro beso se hace más intenso y mi zona íntima palpita de emoción. Puedo sentir su miembro completamente duro a mi lado, justo al lado de mi área íntima completamente empapada.

Durante el beso, empiezo a rodar sobre él y a gemir levemente. Luego comienza a morderme la barbilla y baja besándome el cuello... Finalmente, alcanza mis pechos y los aprieta. Luego me quita la blusa y comienza a chuparme los pechos intensamente...

Y en ese momento, simplemente lo olvido todo, mi conciencia ha perdido la batalla contra el placer... ¡Y al diablo con mi conciencia!


Elizabeth es una joven que perdió a su padre y tuvo que asumir el papel de criada en la casa de un rico hombre de negocios para mantener a su madre enferma y a su hermana menor. No esperaba enamorarse de su jefe, un hombre con un matrimonio problemático, atrapado en un secreto que podría destruirlo. Elizabeth y su jefe viven un romance prohibido, lleno de pasión, drama y peligro que podría destruir sus vidas. ¿Serán capaces de superar los obstáculos y permanecer juntos? ¿O el destino los separará para siempre? ¿Puede funcionar una relación que comenzó mal?
Sugar daddy por 28 días

Sugar daddy por 28 días

12.4k Vistas · En curso · Ysaris Areinamo
Dahiana Rose está desesperada por dinero, así que decide meterse en un aplicación para conseguir un sugar daddy, conociendo así al ingeniero Edward Moon, multimillonario, sexy y tan atrayente que desde el primer instante Dahiana queda fascinada por él y su belleza surrealista, pero Edward tiene 3 reglas:

1)Complaceme en todo por 28 días.

2)No te metas en mis asuntos.

3)No te enamores de mí.

Ella creyó que sería fácil y que sus problemas estaban resueltos, pero no contaba con que rompería todas sus reglas y ahora luchara para ganar su frio corazón.
La Consentida del Profesor: Alfa Daddy

La Consentida del Profesor: Alfa Daddy

973 Vistas · En curso · Alonge Faith
—Daisy, he pensado en doblarte sobre mi escritorio, pero inicialmente pensé que sería cuando te estuviera follando —le dijo, con la ira brillando en sus ojos—. Eres una chica muy traviesa —murmuró, antes de presionar su cara contra el escritorio.

Ella soltó un gemido, apretando las piernas.

—No... No... Ya no tienes ese privilegio —chasqueó la lengua mientras usaba sus piernas para separar las piernas apretadas de ella y le daba una fuerte bofetada en el trasero.

—Arrggggh, para —gritó Daisy, pero salió como un gemido.

—¡Eso es por mostrar lo que es mío! —murmuró el profesor Anthony antes de que su mano derecha se moviera hacia su nalga derecha y la golpeara con fuerza.

—Argggggh —gritó Daisy.

—Te tratan como una puta si actúas como una —dijo el profesor Anthony mientras sus grandes manos seguían golpeando su trasero.

—Lo... siento... mucho... papi —gimió Daisy. Inmediatamente después de murmurar esas palabras, los ojos de Anthony se fijaron en sus labios antes de reclamar sus labios vorazmente.

—Esto es mío —gritó mientras sujetaba con fuerza su trasero—. ¡Y no quiero que le muestres a otros lo que me pertenece! —espetó.

¿Podrá su historia de amor soportar el peso de sus secretos ocultos, o las revelaciones llevarán a su caída? Sumérgete en este apasionante relato mientras Daisy enfrenta la difícil tarea de confesar su relación con el padre de su mejor amiga. En medio de esta revelación, un giro sorprendente se desvela cuando Daisy descubre que el profesor Anthony es un hombre lobo.
Consentida por mi Daddy

Consentida por mi Daddy

4.4k Vistas · En curso · Lola Orozco
—No me tientes, Isabela —advirtió con la voz apenas audible—. No sabes lo que estás provocando...

—Creo que lo sé perfectamente —respondí, bajando mi mirada deliberadamente hacia el bulto en sus pantalones—. Y creo que tú también lo sabes, Daddy...

La palabra fue la gota que colmó el vaso. León me agarró por los brazos, acercándome bruscamente a él. Su rostro estaba a milímetros del mío, y sus ojos ardían con una mezcla de ira y deseo.

—Te dije que no me llamaras así —gruñó.

Podía sentir su erección presionando contra mi vientre, dura y caliente incluso a través de la ropa. Mi coñito se contrajo de deseo.

—¿Y qué vas a hacer al respecto? —susurré, mis labios casi rozando los suyos—. ¿Castigarme, Daddy?


Isabela Ferrer acaba de cumplir dieciocho años y no puede dejar de fantasear con el único hombre al que no debería desear.

León Arévalo tiene cuarenta y dos, es el mejor amigo de su padre y su figura de autoridad desde la niñez… hasta que una sola mirada lo cambia todo.

Lo que empieza como un juego secreto se convierte en una relación prohibida, intensa y marcada por el control, los límites y el placer.

Él la domina. Ella se entrega.

Pero mientras el deseo crece en las sombras, una pregunta se vuelve inevitable: ¿cuánto tiempo podrán esconder algo tan adictivo?
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